Crisis del petróleo conlleva a elegir entre disyuntiva


La bicicleta de un activista ambiental pide por la detención del cambio climático, durante la conferencia de Bali. El petróleo, además de su elevado precio, está siendo evaluado por su alto impacto en el ambiente.

Los elevados precios del petróleo empujan a los paí­ses en ví­as de desarrollo a ahorrar combustible y a desarrollar energí­a renovable o nuclear, pero también llevan a India y a China a recurrir más que nunca al carbón, más barato pero cuyas emisiones de CO2 son muy superiores.


El precio del crudo volvió a subir hoy en torno a los 90 dólares el barril, mientras la posibilidad de que la OPEP aumente su producción en su reunión del miércoles parecí­a cada vez más remota.

Estos precios elevados «incitan a los paí­ses consumidores a invertir más en las fuentes de energí­a alternativas», considera la Agencia Internacional de la Energí­a (AIE).

Según un estudio reciente de la Agencia Francesa de Medio Ambiente y Control de la Energí­a, Europa es la región del mundo más eficaz en la reducción de energí­a en sus procesos de producción.

Su intensidad energética es inferior en un 30% a la de Estados Unidos, en un 40% a la de China y hasta tres veces inferior a la de los antiguos paí­ses del bloque comunista y de Oriente Medio.

Los paí­ses europeos ya fijaron un objetivo con vistas a 2020 para elevar al 20% la parte de las energí­a renovables en la energí­a consumida y reducir en un 20% sus emisiones de gases de efecto invernadero.

También la energí­a nuclear suscita un nuevo interés en muchos paí­ses, encabezados por Estados Unidos, dado que emite muy poco CO2.

Sin embargo, el carbón domina en la producción mundial de electricidad, según la AIE.

El carbón sirve para fabricar el 40% de la electricidad en el mundo, por delante del gas (20%), las centrales hidráulicas (16%), la energí­a nuclear (15%), el petróleo (75) y las energí­as renovables (2%), según la AIE.

Además, la demanda de carbón se multiplicará por dos de aquí­ a 2030, impulsada por China e India, que disponen de carbón en abundancia y lo necesitan para satisfacer el insaciable apetito de su industria.

«En 2006, China construyó el equivalente de tres centrales de carbón por semana», señala Cedric Philibert, de la AIE.

En kilovatios-hora, «el carbón es más barato que el gas o el petróleo. Y, dejando de lado el problema de las emisiones de CO2, es más barato que la energí­a nuclear», precisa.

Construir una central nuclear requiere «mucho más tiempo que construir una central de carbón», explica Jean-Marie Chevallier, profesor de economí­a de la Universidad de Paris Dauphine.

«Estados Unidos adoptó una ley a favor de la energí­a nuclear en 2005 y construirá tal vez una central antes de 2015, mientras que se puede construir una central de carbón en cuatro años», agrega.

Independientemente del precio, el carbón es también más fácil de transportar que el gas y más abundante. El mundo dispone de 40 años de reservas de petróleo, 60 años de gas y 165 años de carbón.

Así­, que «el petróleo no es el peor enemigo del clima. Sino más bien el carbón», resume Philibert.

La conferencia sobre el cambio climático que se celebra en la isla indonesia de Bali, tiene como objetivo fijar una hoja de ruta de negociaciones destinadas a alcanzar un nuevo acuerdo internacional sobre la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero que, como el CO2, son responsables del cambio climático.

«En 2006, China construyó el equivalente de tres centrales de carbón por semana. El carbón es más barato que el gas o el petróleo. Y, dejando de lado el problema de las emisiones de CO2, es más barato que la energí­a nuclear.»

Cedric Philibert

AIE