En los últimos tiempos a los chapines «nos ha llovido sobre mojado», por pensar que si ílvaro Colom salía electo a finales del año 2007 tendría una férrea, inteligente y aguda crítica de los partidos de oposición a todo lo largo de su período presidencial.
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Nos equivocamos de principio a fin, porque a pesar de que desde el primer día pudimos apreciar una absoluta incapacidad gubernamental para planear, dirigir y ejecutar las funciones ordinarias del Estado, el tiempo ha transcurrido sin que los partidos, mal llamados de «oposición», dejaran de ser tímidos y hasta comparsas en vez de levantar manos y voz en señal de inconformidad, como de rechazo absoluto a tantas desacertadas medidas, no digamos para plantear correctamente qué hacer para corregir tanto desvarío.
¿Qué decir de este gobierno incapaz hasta para llevar a la práctica acertadas decisiones en busca de resolver agudos y urgentes problemas, como los consecuentes de los desastres naturales sufridos durante el mismo período o al menos evitar que se vuelvan a repetir? Ningún partido opositor ha sido capaz de poner los puntos sobre las íes, de intentar ordenar tanta cosa que sigue andando de cabeza. Lo único visto ha sido esporádicos, furtivos, ocasionales y hasta tímidas defensas de lo correcto, de lo honesto, lo legal y eficaz, cuando políticamente era el momento propicio para enarbolar la bandera de la inteligencia, de la que tanto habló el partido oficial y que nunca pudo siquiera acercar al asta.
De todo esto proviene la apatía juvenil para participar en política y su rechazo o indiferencia por concurrir a las urnas en septiembre. Ese es el origen del pésimo concepto que tiene la población en general sobre los políticos, porque a todos, por parejo, no se les ve ni el más leve ánimo de hacer las cosas como Dios manda. ¿De qué se asustan?, ¿qué buen ejemplo han dado los políticos llamados de oposición, si en sus propias barbas se han esfumado millones de quetzales sin tomar la más mínima reacción? La tan cacareada oposición se jacta de ser experta en combatir la delincuencia y ¿cuándo hemos podido ver, una hoja de ruta a seguir para que el gobierno la ejecute? No, todo se ha quedado en las manipulaciones de siempre, para negociar asignaciones presupuestarias o aprovechar las ventajas y canonjías acostumbradas.
¿Dónde se ha visto que políticos de oposición le estén exigiendo por un lado al Presidente que cumpla con la ley y por el otro, le pidan al Tribunal Supremo Electoral que inscriban sus candidaturas sin haber presentado la constancia que demuestra no temer cuentas pendientes con el Estado? ¿Cuándo habíamos visto que también los políticos de oposición vivan viajando por todo el mundo a costillas de los fondos públicos, cuando no hay, por ejemplo, suficientes medicinas en los hospitales y nuestros inocentes niños sigan muriéndose de hambre?