Crisis de buenos polí­ticos en momentos álgidos y peligrosos


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En los últimos tiempos a los chapines «nos ha llovido sobre mojado», por pensar que si ílvaro Colom salí­a electo a finales del año 2007 tendrí­a una férrea, inteligente y aguda crí­tica de los partidos de oposición a todo lo largo de su perí­odo presidencial.

Francisco Cáceres Barrios
francaceres@lahora.com.gt

 


Nos equivocamos de principio a fin, porque a pesar de que desde el primer dí­a pudimos apreciar una absoluta incapacidad gubernamental para planear, dirigir y ejecutar las funciones ordinarias del Estado, el tiempo ha transcurrido sin que los partidos, mal llamados de «oposición», dejaran de ser tí­midos y hasta comparsas en vez de levantar manos y voz en señal de inconformidad, como de rechazo absoluto a tantas desacertadas medidas, no digamos para plantear correctamente qué hacer para corregir tanto desvarí­o.

¿Qué decir de este gobierno incapaz hasta para llevar a la práctica acertadas decisiones en busca de resolver agudos y urgentes problemas, como los consecuentes de los desastres naturales sufridos durante el mismo perí­odo o al menos evitar que se vuelvan a repetir? Ningún partido opositor ha sido capaz de poner los puntos sobre las í­es, de intentar ordenar tanta cosa que sigue andando de cabeza. Lo único visto ha sido esporádicos, furtivos, ocasionales y hasta tí­midas defensas de lo correcto, de lo honesto, lo legal y eficaz, cuando polí­ticamente era el momento propicio para enarbolar la bandera de la inteligencia, de la que tanto habló el partido oficial y que nunca pudo siquiera acercar al asta.

De todo esto proviene la apatí­a juvenil para participar en polí­tica y su rechazo o indiferencia por concurrir a las urnas en septiembre. Ese es el origen del pésimo concepto que tiene la población en general sobre los polí­ticos, porque a todos, por parejo, no se les ve ni el más leve ánimo de hacer las cosas como Dios manda. ¿De qué se asustan?, ¿qué buen ejemplo han dado los polí­ticos llamados de oposición, si en sus propias barbas se han esfumado millones de quetzales sin tomar la más mí­nima reacción? La tan cacareada oposición se jacta de ser experta en combatir la delincuencia y ¿cuándo hemos podido ver, una hoja de ruta a seguir para que el gobierno la ejecute? No, todo se ha quedado en las manipulaciones de siempre, para negociar asignaciones presupuestarias o aprovechar las ventajas y canonjí­as acostumbradas.

¿Dónde se ha visto que polí­ticos de oposición le estén exigiendo por un lado al Presidente que cumpla con la ley y por el otro, le pidan al Tribunal Supremo Electoral que inscriban sus candidaturas sin haber presentado la constancia que demuestra no temer cuentas pendientes con el Estado? ¿Cuándo habí­amos visto que también los polí­ticos de oposición vivan viajando por todo el mundo a costillas de los fondos públicos, cuando no hay, por ejemplo, suficientes medicinas en los hospitales y nuestros inocentes niños sigan muriéndose de hambre?