La muerte del investigador policial Víctor Rivera, asesor del Ministerio de Gobernación en los últimos tres gobiernos y cuyo contrato no fue renovado por orden del presidente Colom a principios de este mes de abril, constituye un crimen de muy alto impacto por las graves implicaciones que tiene porque el señor Rivera se había dedicado en los últimos años a combatir distintas formas de crimen organizado, especialmente en el caso de bandas de secuestradores, y la forma en que fue asesinado apenas una semana después de quedar fuera de la estructura del Gobierno es un duro mensaje de esos grupos delincuenciales.
Rivera fue un personaje polémico pero es indudable que todas aquellas familias que en algún momento sufrieron un caso de secuestro lo consideraban como alguien muy especial porque su trabajo permitió resolver muchos de los secuestros cometidos en el país. Algunos lo vinculaban a poderosos sectores empresariales y consideraban que respondía más a sus vínculos con ellos que a su dependencia laboral con el Ministerio de Gobernación y otros hasta lo acusaron de ser el responsable de casos de limpieza social.
Cabalmente por el tipo de trabajo que desempeñaba, la personalidad de Víctor Rivera siempre estará en una especie de nebulosa porque el sigilo y el perfil bajo eran de las principales características de su labor en la investigación de distintos hechos criminales. Es sumamente difícil establecer con detalle cuáles fueron los casos que él conoció porque, al fin y al cabo, sus investigaciones terminaban en manos del Ministerio Público como aporte de policía, sin que se detallara nunca su verdadero origen y apenas un puñado de personas conocía el entorno en el que se desempeñaba y el detalle exacto de aquellos casos que fueron resueltos por él.
Obviamente su muerte constituye un serio golpe que confirma el poder de la criminalidad en el país, puesto que se trata sin lugar a dudas de alguna venganza resultado de sus investigaciones. Personas cercanas a Rivera dijeron que ayer había trabajado hasta horas de la noche en un informe final de su trabajo que iba a presentar al presidente ílvaro Colom. El mismo Presidente dijo la semana anterior que habían evaluado el trabajo del asesor de origen venezolano y radicado hace muchos años en Guatemala y que decidieron no prorrogar el contrato.
No se trata, por supuesto, de un crimen más porque hay toda una serie de implicaciones que perturban el ambiente nacional y que se irán materializando con el correr del tiempo. Y así como muchos criminales estarán celebrando hoy su asesinato, otras familias lamentarán la pérdida de quien les ayudó en momentos difíciles.