El crédito bancario es una de las herramientas que permite a un país financiar sus actividades económicas, cuyo supuesto principal es que se destine hacia actividades productivas transformativas prioritariamente, y luego al resto, como comercio y consumo. Sin embargo, en Guatemala, la mayoría de los créditos se destinan al segundo objetivo, lo que según expertos, son “destinos que contribuyen menos al desarrollo”.
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En ese sentido, Edgar Balsells, consultor económico independiente, destacó que el crédito que se destina de parte de los bancos para el aparato productivo, “una gran parte se va para actividades agrícolas tradicionales”, principalmente las del café y azúcar. Una porción de ese crédito, sería para reposición de equipo como tractores y camiones, leasing de maquinaria, etc.
Según el experto, “el crédito bancario al sector privado, ha tenido un repunte a partir de la década de los noventa, cuando se liberalizó la tasa de interés”. Por ello, agregó que llama la atención el nivel que ha tenido, pues en 1995, el crédito era cercano a los Q10 mil millones, mientras que ahora sobrepasa los Q112 millardos anuales, agregó.
CARTERA
Según el consultor, una de las actividades que más importancia representa para los bancos, es el crédito para consumo y tarjetas de crédito, que realizan bancos grandes y pequeños.
Y en ese sentido, tiene que ver con la dinámica de las Reservas Monetarias Internacionales, porque según Balsells, “la economía tiene un tipo de cambio muy apreciado”, que facilita “importaciones baratas”. “El ingreso de divisas incentiva la importación”, agregó.
Por tanto, derivado del aliciente a la importación con tipo de cambio barato, “crédito a vehículos, consumo para muebles, enseres del hogar, tarjetas de crédito”, son los principales prestamos que otorgan las entidades bancarias.
MONTO DE PRÉSTAMOS
Para el investigador del Departamento de Estudio de Problemas Nacionales, de la Facultad de Ciencias Económicas de la Usac, Hjalmar Calderón, “el crédito bancario está privilegiando destinos que contribuyen menos al desarrollo productivo del país” y no tanto a los que transforman materia prima para obtener productos terminados.
Desde esa perspectiva, dijo que por ejemplo, el crédito al consumo, comercio y actividades financieras, absorbe el 62 por ciento del total de crédito concedido por los bancos.
La motivación actual de la estructura de la cartera, sería que “el crédito se marca en función de la rentabilidad de los bancos –y no- a una estrategia de desarrollo productivo del país”. Por tanto, las instituciones tomarían en cuenta la garantía de recuperación de los créditos.
Según Calderón, los bancos examinan la capacidad de pago de sus clientes, por lo que quienes no tienen la tienen, no pueden acceder a montos altos de crédito.
En ese sentido, el investigador agregó que aproximadamente 1 millón 200 mil operaciones de crédito se destinan para montos de hasta Q10 mil; mientas que unas 30 mil, cubren montos de Q100 mil o más.
Si el 52 por ciento de la población de Guatemala vive en pobreza, según Calderón “quiere decir que más de la mitad de la población está descartada de –recibir- crédito bancario”. Y por el lado del salario mínimo, “gran cantidad de la población trabajadora del país tampoco es sujeta de crédito”. Por tanto, para estas quedarían las cooperativas e incluso, el mercado informal.
Por último, ambos expertos dijeron que los préstamos se caracterizan por ser de corto plazo.