«Los gobiernos son temerosos de las iglesias. Son cobardes, se pliegan y no impulsan lo que necesita la población»
Armando Aragón,
diputado
Una nota publicada en la página cuatro de este vespertino llamó mi atención el día de ayer. La misma informa sobre la opinión del ministro de Ambiente y Recursos Naturales, Luis Ferraté, en relación a la regulación del crecimiento poblacional, indicando que hace falta reducirlo, para lograr un equilibrio ecológico.
Si este gobierno logra entender esta situación, quizás comprenda que la ley de salud sexual y reproductiva, además de importante para la protección del ambiente lo es para la salvaguarda de los derechos de las mujeres y en general de las familias.
Si tomamos como verdad la premisa sobre la existencia de millón y medio de guatemaltecos sin partidas de nacimiento, anunciada esta semana, podemos asumir que estos compatriotas carecen de educación formal la que incluye el conocimiento de sus derechos y la toma de decisiones sobre su salud sexual y reproductiva.
Por ello abogamos por la Ley de Acceso Universal y Equitativo de Servicios de Planificación Familiar (decreto 87-2005) y que se desarrollen programas sobre salud reproductiva, así como la opción de tener hijos conscientemente.
Y por supuesto el mejoramiento en la prestación de servicios de salud reproductiva, con inclusión de formación e información sobre seguridad anticonceptiva y la implementación de un programa nacional en salud sexual y reproductiva en el sistema de educación pública.
La ley enfrentó en el pasado a doctrinarios y moralistas. Por un lado las iglesias y por el otro agrupaciones de mujeres y asociaciones de médicos quienes reclamaron al presidente í“scar Berger contemplar los altos índices de mortalidad materna y el derecho de las mujeres a decidir.
Erick ílvarez, presidente de la Asociación de Ginecología y Obstetricia, opina, que la ley es positiva y viene a mejorar la salud de las mujeres. «Todas deberían tener acceso e información sobre planificación familiar, y en el área rural no pueden», lamentó.
La planificación familiar consciente se ha visto truncada en nuestro país especialmente ante las opiniones de las iglesias y la falta de voluntad de los gobernantes. Sin embargo estamos llegando al momento en que ya no podremos tomar decisiones sobre el número de hijos a tener sino que el estado lo marcará para proteger a todos.
Ojalá que el vicepresidente Espada, como médico y gobernante consciente apoye el derecho de los guatemaltecos a estar informados y utilizar el método reproductivo que mejor les parezca.