Crecimiento del crisol étnico


La antropologí­a es el fundamento de la Historia y hoy, la cuestión étnica es aún tabú. Después de un largo tiempo de estabilidad migratoria, Estados Unidos y Europa sufren una inmigración mundial masiva que está modificando la composición antropológica y la conducta social de sus paí­ses, contrario a la voluntad de sus ciudadanos originales quienes aun se apegan a las tradiciones democráticas heredadas de Francia y a su vez de Grecia, de la República romana y del derecho germánico.

Roberto Arias

Sin embargo, la migración y la inmigración de los seres vivos, en general, es punto menos que imposible de parar. De esa cuenta la fusión de razas en la Europa antigua y, especialmente en la pení­nsula ibérica, ha dado la enorme gama de lo que modernamente somos, étnicamente, en la parte occidental de la Tierra.

No podemos negar la influencia que han tenido ífrica y Asia en la mezcla étnica universal. Sin embargo, los Estados Unidos de América y Europa, haciendo referencia únicamente al Occidente, son enormes atracciones o atractivos para la inmigración global, ya que son regiones de paí­ses que han desarrollado civilizaciones prósperas, las que alternan con regiones o paí­ses de los llamados segundo y tercer mundo.

Tampoco puede negarse que la hegemoní­a anglosajona que quisieron sostener los fundadores de esa nación derivada de una fusión de Estados independientes, en la parte Norte del continente Americano, no pudo sostenerse. La importación de esclavos negros desde las lejanas costas africanas, para utilizarlos como entes de trabajo y carga, logró finalmente restallar el latigazo en la cara de sus antiguos amos y, debido a la persistencia de la raza negra y de personas como Martin Luther King Jr. y otros, los derechos civiles para todas las etnias fueron convirtiéndose en una realidad aplastante y tomaron forma sólida dentro de la Constitución polí­tica de ese paí­s del Norte de nuestro continente. El futuro latinoamericano en ese paí­s tiende a ser similar.

El crecimiento de los Estados Unidos como crisol étnico es increí­blemente bello o monstruoso; depende de la óptica del lector. Pero ese crisol arde como el Sol y es imposible aminorar su calor y su fuego. Dentro de mil, dos o tres mil años, si el sistema aun los aguanta, el resultado de esta mezcla multiplicada y salpicada de genes y ácido ribonucleico tan alternos pero tan esencialmente sí­miles, quizás produzca formas y colores humanos tan extraños y extravagantes -para nosotros-, que jamás se han conocido en nuestro planeta hasta la fecha.

Mientras tanto, la avalancha de migrantes de todas las razas y nacionalidades se ampliará hacia los paí­ses homogéneos de la actualidad y dentro de pocos años las polí­ticas de estos paí­ses tendrán que cambiar radicalmente y marchar al ritmo que les imponga la nueva cultura que implantará su fusión dentro del crisol étnico.

El mundo se aproxima a una nueva etapa con cambios globalizados en la economí­a, la cultura, la polí­tica y la etnia universal. De todo cabe en un perol. El fenómeno Barack Obama era imposible hace solamente una década, aunque este fenómeno aparentemente tiene raí­ces y mañas más profundas de lo que el lector se pueda imaginar. Este tema lo tocaremos en otra entrega.