Las críticas internacionales al gobierno militar de Egipto aumentaron hoy al chocar la policía por quinto día seguido con manifestantes que exigen la renuncia inmediata de los generales.
Un grupo defensor de los derechos humanos elevó la cifra de muertos por la ola de violencia a cuando menos 38.
Las Naciones Unidas criticaron duramente a las autoridades por lo que consideran un uso excesivo de la fuerza. Alemania, uno de los principales socios comerciales de Egipto, pidió una rápida transferencia del poder a un gobierno civil. Estados Unidos y el secretario general de la ONU ya han expresado su preocupación por la represión de manifestantes pacíficos en su mayor parte.
Navi Pillay, alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, deploró el papel de las fuerzas de seguridad de Egipto al intentar reprimir a los inconformes.
«Algunas de las imágenes que están surgiendo de (la plaza) Tahrir, entre ellas la golpiza brutal a manifestantes ya sometidos, son profundamente impactantes, así como los reportes de inconformes desarmados baleados en la cabeza», afirmó Pillay.
«Debería efectuarse una investigación pronta, imparcial e independiente, y debería asegurarse que quienes sean hallados responsables de los abusos que han ocurrido rindan cuentas de sus actos», agregó.
Dijo que las acciones del gobierno militar y de la policía están agravando la situación, lo cual hace que más personas se unan a las protestas.
«Entre más vean a sus compañeros manifestantes ser trasladados en ambulancias, adquieren más determinación y energía», señaló.
Los enfrentamientos se reanudaron por quinto día consecutivo a pesar de que el jefe del consejo militar gobernante prometió el martes adelantar unos comicios presidenciales para el primer semestre del año próximo, una concesión que decenas de miles de personas en la plaza Tahrir rechazaron de inmediato. Previamente, los militares habían planteado que la votación se efectuaría a fines del año próximo o principios del 2013.
Ha sido la racha más extendida de violencia ininterrumpida desde la sublevación popular de 18 días que derrocó en febrero al antiguo régimen del presidente Hosni Mubarak.
El mariscal Hussein Tantawi intentó apaciguar las tensiones con su discurso el martes por la noche, pero no fijó una fecha específica para entregar la autoridad a un gobierno civil.
El gobierno ofreció más concesiones el miércoles, al ordenar la liberación de 312 manifestantes detenidos en los últimos días e instruir a fiscales civiles que se hagan cargo de una pesquisa iniciada por las fuerzas armadas en torno a la muerte de 27 personas, cristianas en su mayoría, en una protesta el 9 de octubre.
El Centro Elnadeem, un grupo egipcio defensor de los derechos humanos, dijo el martes por la noche que la cifra de manifestantes muertos en enfrentamientos en todo el país desde el sábado es de 38, tres personas más que la cantidad anunciada por el Ministerio de Salud.
Los enfrentamientos también han dejado al menos 2.000 manifestantes lesionados.
Quinto día
La policía egipcia cargó hoy contra los manifestantes antigubernamentales en el centro de El Cairo, aumentando el número de muertos en los últimos disturbios a 38.
Las Naciones Unidas condenó con energía el uso excesivo de la fuerza por parte de la tropa de seguridad.
Los enfrentamientos se reanudaron pese a la promesa del líder militar egipcio de acelerar los comicios presidenciales al primer semestre de 2012, oferta rechazada por los miles de personas que llenaron la Plaza Tahrir. El mando militar había insinuado que llamaría a comicios a fines del próximo año o principios de 2013.
La situación ha sumido al país en una nueva crisis a menos de una semana de las elecciones parlamentarias, las primeras desde la caída hace nueve meses el líder autoritario Hosni Mubarak.
El mariscal Hussein Tantawi intentó calmar los ánimos con su discurso del martes por la noche, en el que no fijó fecha para transferir el poder a un gobierno civil, ofreciendo en su lugar un referendo sobre la vuelta inmediata de las fuerzas armadas a sus cuarteles.
Los manifestantes de la plaza Tahrir, junto con los de otras ciudades, quieren que renuncie Tantawi para que se haga cargo del país un gobierno civil interino hasta las elecciones parlamentarias y presidenciales.
Las batallas callejeras se han centrado en torno al Ministerio del Interior, cercano a la Plaza Tahrir. Los policías y soldados que protegen el ministerio recurrieron a los gases lacrimógenos y balas de goma para impedir que los manifestantes asaltaran el ministerio.