Costosa elección


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La brillantez matemática, cuna de Pitágoras, deja la mesa limpia y cede espacio clara en los hemisferios cerebrales a la simple observación del caso. Apunta al cálculo que la elección general tiene el calificativo de costosa. Sin mí­nimo de error exhibe el hecho sintomático de constituir un récord, expuesto a exceder en demasí­a. Hubo derroche millonario contrastante.

Juan de Dios Rojas

 


Lo último, en medio del abanico oferente en acción trepidante en época de crisis monetaria, entre otras más; contaminación audial como visual, apoderada del entorno, área urbana y rural. No fue excepción de la regla tan llevada y traí­da en el desarrollo situacional consistente en búsqueda de seguidores, muchos en condición humillante de furibundos acarreados de lejos.

Siempre sale a luz a cada cuatro años sobre el particular. Cuánto sorprende en serie censurable el manipuleo de marras; la desconfianza acerca de tanta millonada, costos elevados a la enésima potencia. Mucho más adicional la procedencia de esa suma descomunal, comprometedora en verdad de solapados financistas al por mayor, que después pasan la temible factura.

Los inversionistas interesados por alcanzar cuotas de poder en el nuevo gobierno, para curarse en salud justifican astutamente y experimentados sobremanera en el juego polí­tico, que implica la presencia de cartas marcadas, resultante del alto costo de vida. Es difí­cil aceptar dicha pretensión, de parte de la población hastiada de movidas chuecas dondequiera con vigor.

Cada etapa concerniente a la costosa elección deja cicatrices, difí­cil de restañar así­ no más. La sensación colectiva, mediante el teje y maneje de este rubro infaltable, posibilitador de campañas negras y las publicitarias que hacen gala al competir con denodados empujes, empañadores de sentimientos, anuladores de valores y tras el triunfo ambicionado a como dé lugar

Es ya cantaleta por demás del conocimiento y reacción generalizada, representativa de lo mismo, el tema en mención. Goza significativamente de simpatí­as, al igual a un cúmulo vertido desde interioridades en posición  opuesta. Lograr aceptación unánime es dificultoso; las diferencias individuales abren el paso y marchan sin freno, según criterios diversos dados a conocer.

Millonarias cantidades circulan durante el perí­odo electoral. Empero en la recta final obtienen dimensiones fabulosas. Beneficiados son mediante tal circulante, unos más, otros menos, referente al pastel de rica miel que representa la codicia imperante. De alguna manera los bolsillos experimentan en extremo una puja por el logro sabido en épocas de las vacas flacas.

Quienes sueltan los fondos indispensables, hoy en dí­a cabe reseñar existen en todas las latitudes del planeta Tierra, esto gracias al desarrollo aparejado a la moderna tecnologí­a posibilitan cualquier información. Grandes potencias mundiales, medianas y pequeñas inclusive, aliados y firmes sirven de colchón financiero, mismo que también se les pasa la mano.

Luego entonces, en nuestro cotarro polí­tico en volandas, sin embargo de hondos senderos conductores de energí­a indescriptible en toda la lí­nea, a veces marginales, conforme intereses y necesidades voluntariosas, tienen presencia visible aquí­ y allá. De años atrás este controversial procedimiento ocupa espacios más allá de lo debido, “sin embargo se mueven’’.

Opiniones sembradoras de cizaña y amigas de alborotar el ambiente corroboran sin ton ni son, ser “música de la democracia’’, aseveró eufórico Vinicio Cerezo. A su entender, absurdo o quién sabe, constituyeron el tinglado precisamente de la ansiada democracia, solamente en transición aunque pasen los años, capaces de transcurrir pronto, con su secuela desafortunada.

Pero que el proceso eleccionario reciente, protagonizado por una decena de presidenciables al más alto cargo, una cima en nuestras estructuras caducas y merecedoras de cambio sustancial, superó cualquier cálculo. Razón de peso para conjuntar un cúmulo de conjeturas y comentarios entre la población. Noticia de primer impacto vino a ser, aunque se esperaba lo contrario.