Cosas malas pueden traer cosas buenas


Cuántas veces en la vida nos hemos podido referir al refrán: «no hay mal que por bien no venga» y a esto, puede considerarse dentro del término a lo que la resiliencia se refiere.

Dra. Ana Cristina Morales Modenesi
crismodenesi@gmail.com

Los eventos adversos, traumáticos y/o catastróficos son motivo de sufrimiento y dolor. Pero al mismo tiempo nos enseñan nuevas maneras de enfrentamiento a situaciones y nos ayudan a comprender quiénes somos y las fortalezas que nos acompañan dentro de las decisiones importantes de la vida.

Una persona resiliente además de enfrentar las dificultades de la vida aprovecha estas mismas para crecer y convertirse en una mejor persona. Los individuos que han enfrentado hechos tristes aprenden de una manera práctica lo que son el amor, la empatí­a, la compasión y la esperanza.

Se dice que de toda circunstancia podemos aprender, pero, las que implican dolor ayudan a entender mejor la vida y a crecer como personas. El sufrimiento es un sentimiento indeseable, pero esto no implica que se le desconsidere al mismo como una fuente de conocimiento, de fortaleza y de crecimiento humano.

El concepto fue introducido a la psicologí­a en los años sesenta por el paido-psiquiatra Michael Rutter, inspirado en el concepto de la fí­sica. Que en su opinión se trataba de una flexibilidad social adaptativa.

A continuación se exponen algunos conceptos acerca de lo que la resiliencia significa:

Capacidad del ser humano para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas e inclusive ser transformados por ellas. Groteberg (1995)

Habilidad para resurgir de la adversidad, adaptarse, recuperarse y acceder a una vida significativa y productiva. ICCB, Institute on Child Resilience and Family (1994)

La resiliencia distingue dos componentes: la resistencia frente a la destrucción, es decir, la capacidad de proteger la propia integridad bajo presión y, por otra parte, más allá de la resistencia, la capacidad de forjar un comportamiento vital positivo pese a las circunstancias difí­ciles. Vanistendael (1994)

La asociación psicológica americana plantea diez formas de construir la resiliencia:

1. Establecer relaciones con personas importantes en su vida. Aceptar ayuda y apoyo de personas que lo quieren y escuchan fortalece la resiliencia.

2. Evitar ver las crisis como obstáculos insuperables. Que vengan eventos difí­ciles que produzcan mucha tensión, no es posible cambiar, pero sí­ la manera de cómo interpretarlos y reaccionar ante ellos.

3. Aceptar que el cambio es parte de la vida. Así­ que aceptar las situaciones que no puede cambiar le puede ayudar a enfocarse en las circunstancias que sí­ puede afectar.

4. Desarrollar metas realistas. Tratando de hacer las cosas desde pequeños logros.

5. Tomar decisiones es mejor que ignorar los problemas y desear que desaparezcan.

6. Buscar oportunidades para descubrirse a sí­ mismo. Muchas veces como resultado de su lucha contra la adversidad, las personas pueden aprender algo sobre sí­ mismas y sentir que han crecido de alguna forma a nivel personal.

7. Cultivar una visión positiva de sí­ mismo. Desarrollar la confianza en su capacidad para resolver problemas y confiar en sus instintos, ayuda a construir la resiliencia.

8. Mantener las cosas en perspectiva. Evitar agrandar las situaciones fuera de proporción.

9. Mantener la esperanza. Tratando de visualizar lo que quiere en vez de preocuparse por lo que teme.

10. Cuidar de sí­ mismo. Prestar atención a sus necesidades y deseos. Interésese y actividades que disfrute y encuentre relajantes.

Para concluir me gustarí­a solicitar a los lectores algunos ejemplos de conducta resiliente que hayan observado, historias de la vida real, historias que pueden ser propias o ajenas.