¿Corrupción manejada con guantes de seda?


Marí­a del Mar

Desde hace algún tiempo he venido escribiendo sobre la inutilidad del Parlamento Centroamericano, creado por la polí­tica tramposa para que funcionarios desprestigiados sigan gozando de las falsas chamarras de la ley, cobijados en el refugio de la impunidad por esa desastrosa palabra «inmunidad» que deberí­a de desaparecer en todo lenguaje de justicia. ¿Qué grandes beneficios ha aportado el Parlacen a las polí­ticas de desarrollo de los pueblos centroamericanos? Desde su creación al presente, sólo ha servido para cobijar a varios funcionarios de cuello alto corruptos que siguen gozando de millonarios sueldos del Estado sin ningún resultado positivo para los paí­ses que representan. Hablan de unión centroamericana en medio de un caos devastador, qué ridí­culos. Intentan federar a estos paí­ses llagados de males mortales como es la criminalidad y hacer más fuerte el crimen organizado internacional, y no prever tantas otras desventajas que se tendrí­an que analizar con una lupa para no caer en los brazos del sometimiento. Para la unión de estas parcelas, primero los gobiernos tendrí­an que esforzarse para erradicar el crimen, la corrupción… y ya en un clima social más sano, luchar por la unión; negociación a cargo de sus mandatarios. Pero, para que esto suceda correrán muchos años, porque nuestros pueblos no están preparados para levantar con éxito una nación federada. Los recientes hechos de sangre contra diputados y policí­as nos han mostrado el fracaso de las gestiones del Parlacen. Se han escuchado voces pidiendo sea cambiada la sede de este ente a otro paí­s, sin embargo lo correcto y provechoso serí­a cerrar sus puertas definitivamente, porque esta instancia no tiene ni voz ni voto y cuesta a sus respectivas naciones millones de dólares; y con respecto a Guatemala contradice la realidad nacional que está pidiendo a gritos que se rebaje el número de diputados del poder legislativo al máximo para obligarlos a hacer un trabajo positivo. Por otra parte los gruesos públicos han podido comprobar con gran asombro los guantes de seda con que se ha manejado la información del asesinato de diputados y de agentes de la autoridad por los encargados de sus esclarecimientos que han tratado de poner entre telones las primeras declaraciones de los victimarios la causa del triple asesinato de diputados salvadoreños y del conductor del vehí­culo. Asegurando que las instrucciones recibidas de los autores intelectuales eran de buscar un fuerte cargamento de droga o en su defecto los millones de su venta. Los investigadores del caso han confirmado que estas declaraciones no se ajustan a la realidad. Se manejan diversas hipótesis sobre el violento asesinato de los cuatro policí­as, autores de los hechos de sangre en contra de los diputados, cuyo propósito fue de silenciarlos. Autoridades del presidio El Boquerón donde se encontraban detenidos los policí­as, según los resultados de las últimas investigaciones, han señalado que las sospechas indican la culpabilidad de guardias del presidio, sicarios de narcotráfico, escuadrones de la muerte y pandilleros. El presidente í“scar Berger ha calificado este hecho de sangre como un duro golpe para el paí­s, porque «la seguridad nacional se ha visto amenazada más allá del control del Estado». Yo insisto en que el Parlacen desaparezca o que Guatemala se retire de ese parlamento que anida tanta vagancia y corrupción, los flagelos endémicos que sufre el paí­s y que nunca fueron atacados, sino más bien los han dejado progresar, tratando a los monstruos del crimen con miedo, aceptando sus ataques como una nueva polí­tica de la era de las maras, ocultando los nombres de los menores delincuentes que en lugar de ser castigados se les entrega a los padres alcohólicos irresponsables, así­ lo contempla la ley. Así­ está este panorama de erupciones criminales, Guatemala atrasada y siempre golpeada se sigue arrodillando y ahora con más dolor baja la mirada ante su merecido que la ha puesto en la picota sangrienta del mundo. ¡Los tres poderes del Estado deben rasgarse las vestiduras y echar fuera la malvada impunidad y salvar al paí­s del ojo del huracán internacional!