El presidente de Ecuador, Rafael Correa, recompuso la cúpula de las Fuerzas Armadas, dirimentes de las crisis que sacaron del poder a tres mandatarios en la última década, al término de una semana de sorpresivos relevos y máxima tensión militar.
El izquierdista Correa tocó el nervio del alto mando al denunciar una infiltración de la CIA en los servicios de inteligencia y descabezar luego al ministro de Defensa y tres generales, que de manera pública le solicitaron una audiencia para tratar «frontal y transparentemente» los señalamientos.
El presidente juzgó «improcedente» el pedido y los relevó el jueves de la cúpula, al tiempo que nombró a un periodista de izquierda en el Ministerio de Defensa y, sin alterar la línea de sucesión, juramentó a los nuevos jefes del Ejército, el Comando Conjunto, la Fuerza Aérea y la Policía.
Los ajustes terminaron siendo el más duro coletazo interno de la crisis que mantiene rotas las relaciones entre Bogotá y Quito desde el 3 de marzo, a raíz de un bombardeo colombiano contra las FARC en suelo ecuatoriano que dejó una veintena de muertos, incluido el número dos guerrillero Raúl Reyes.
Correa sospecha que Colombia recibió información de «fuente ecuatoriana» y planteó una posible intervención de la CIA estadounidense en el traspaso de datos.
«Que quede claro una vez más: no vamos a permitir que nuestros servicios de inteligencia no respondan al gobierno nacional», señaló Correa el jueves, y anunció una investigación para detectar y cortar las posibles apoyos secretos de su inteligencia con agencias externas.
El mandatario había sostenido hasta entonces una relación con los militares y la policía no exenta de cuestionamientos y algunos roces, pero sin que hubiera llegado jamás al malestar manifiesto de esta semana.
La situación prendió las alarmas debido a los antecedentes de la última década, en la que las Fuerzas Armadas han sido visto como determinantes en la caída de los tres predecesores de Correa, que perdieron el respaldo de los militares antes de ser destituidos.
Estos temores «son lamentables, porque no revelan sino el hecho de que las Fuerzas Armadas en nuestro país están cumpliendo un rol que no les compete, o al menos existe una mentalidad entre ciertos miembros de que deben ser dirimentes o árbitros de la política», dijo el sociólogo Hernán Reyes.
La controversia con Correa abrió interrogantes sobre el ánimo en los cuarteles.
«Creo que debe haber indignación porque ofender a una institución sin los argumentos, sobre todo con una acusación tan grave, es irresponsable por decir lo menos», señaló Fausto Cobo, coronel (r) y miembro de la oposición.
Sobre el particular, la catedrática y experta en asuntos de Defensa Berta García opinó que algunos movimientos de la oficialidad son indicativos de que «algo está en marcha».
«No creo que se prepare un golpe, pero cuando eso ocurre ya está en marcha un mecanismo hacia dentro», sostuvo, y recordó que en la reciente historia los altos mandos han sido dirimentes de crisis políticas.
No obstante, Correa dio una señal de aparente normalidad al emprender una visita oficial de dos días a México apenas posesionó a los nuevos mandos, aunque puertas adentro todavía persisten las dudas sobre la estabilidad ecuatoriana.
«Ser de derecha ya pasó de moda en América Latina», le dijo ayer el presidente de Ecuador, Rafael Correa, a su homólogo mexicano, el conservador Felipe Calderón, durante una visita oficial del mandatario sudamericano que se prolongará hasta hoy.
Bromista, Correa invitó incluso a Calderón a volverse socialista.
«No perdemos la esperanza» de que el presidente mexicano cambie su posición ideológica, añadió antes de la comida que compartieron ayer en la residencia presidencial mexicana de Los Pinos.
«Más allá de presuntas divergencias ideológicas hemos descubierto que tenemos mucho en común con el presidente Calderón», dijo Correa.
La misma edad, 45 años, tener tres hijos, el último de la misma edad, la afición por el ciclismo, por la guitarra, son algunas de esas coincidencias que mencionó Correa.
«Sólo le falta ser socialista, no perdemos las esperanzas, ser de derecha ya pasó de moda en América Latina, véngase, bienvenido siempre», invitó el mandatario ecuatoriano.
Correa también mencionó, en alusión a la incursión armada de Colombia a Ecuador en un ataque a las FARC, que México «invadió» también territorio ecuatoriano, pero en términos culturales, de ahí que los ecuatorianos siempre apostarán por «el Santo (luchador mexicano) en su lucha contra (el estadounidense) Superman».