Con una arrolladora segunda reelección asegurada, el presidente de Ecuador Rafael Correa se comprometió inmediatamente a profundizar la «revolución ciudadana» que ha sacado a decenas de miles de ecuatorianos de la pobreza.
«En esta revolución mandan los ciudadanos, no el capital», dijo el economista de izquierda educado en Estados Unidos después de obtener un 56,93% de los votos emitidos el domingo, con la mitad de las juntas electorales contadas. «Que manden las sociedades humanas, no los mercados», agregó.
Su rival más cercano, el veterano banquero Guillermo Lasso, tuvo un 23,76% de los sufragios.
Con el 50,35% de las actas electorales escrutadas, en el tercer lugar se situó el ex presidente Lucio Gutiérrez, con un lejano 6,05%. El resto se dividió entre los otros cinco candidatos. Lasso reconoció su derrota el domingo.
«Esta noche quiero reconocer el triunfo del presidente Rafael Correa», dijo Lasso al conocer los primeros resultados oficiales.
Correa «ha logrado la reelección y eso merece nuestro respeto y eso merece el reconocimiento de su triunfo, y vamos a felicitarlo y a felicitar a su organización por haber logrado lo que han logrado esta noche», agregó.
Correa ha traído una estabilidad sorprendente a esta nación de 14,6 millones de personas y exportadora de petróleo, con un historial de ingobernabilidad que ha visto pasar siete presidentes en la década previa a él.
Con la ayuda de los precios del petróleo, que han oscilado en torno a los 100 dólares el barril, ha elevado el nivel de vida de la clase baja y ha ampliado la asistencia social.
Correa, de 48 años de edad, dedicó su victoria al presidente de Venezuela, Hugo Chávez, su amigo enfermo de cáncer. Algunos analistas habían dicho que en caso de la falta de Chávez, Correa podría tomar la bandera de la izquierda latinoamericana.
«Valga la oportunidad para dedicar esta gran victoria a ese gran líder que cambió la historia de Venezuela… yo lo admiro mucho (a Chávez)», dijo Correa.
Correa afirmó en conferencia de prensa previa a la difusión de los resultados oficiales que el desafío de su nueva gestión será «ir más rápido y más profundamente en la misma senda de reducción de la pobreza».
Consultado por periodistas acerca de los mecanismos y recursos que tiene previsto utilizar para conseguir ese objetivo, no dio respuesta directa.
«Nuestro plan de gobierno ha sido presentado al país y aprobado en las urnas», aseveró.
«La Revolución Ciudadana ha triunfado, no Rafael Correa. (Hemos ganado) en una sola vuelta y obtendremos (también) una amplia mayoría en la Asamblea», destacó.
Aseguró que Ecuador tiene una de las economías más exitosas de América Latina. «Nos va bastante bien, hay inversión extranjera, si viene más, mejor, pero lo que nunca vamos a hacer es hipotecar el país en función de esa entelequia llamada inversión extranjera».
Fiel a su discurso de los últimos años, Correa afirmó: «Lo importante es que aquí no mande el poder mediático, ni la bancocracia, ni los viejos partidos, sino el poder democrático. Con esta revolución mandarán los ecuatorianos».
Destacó que en lugar de desgaste del poder, «hemos aumentado casi 10 puntos con respecto a la elección presidencial del 2009, con la consolidación de Alianza País, ahora sí tenemos un movimiento político organizado con capacidad de movilización», agregó.
Previamente, el presidente celebró con abrazos en medio de gritos de triunfo de sus simpatizantes en el palacio de Carondelet, sede del gobierno, donde estaba en compañía de su esposa Anne Malherbe, sus hijos Miguel y Sofía, y su madre, Norma Delgado.
«Muchísimas gracias por esta inmensa confianza, nunca les hemos fallado y nunca les vamos a fallar», dijo desde el balcón del Palacio ante la multitud.
También lo acompañaban ministros y otros cercanos colaboradores, mientras que en la plaza de la Independencia, al frente del palacio de gobierno, espontáneamente se congregaron cientos de simpatizantes con banderas y gritos de emoción por el virtual triunfo.
«Esta victoria es de ustedes, de nuestras familias, de nuestra esposa, de nuestros amigos de nuestros vecinos de la patria entera; sólo estamos aquí para servirles a ustedes, nada para nosotros, todo para ustedes, pueblo que se ha hecho digno de ser libre», añadió.
Para el profesor y analista político de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), Santiago Basabe, el triunfo de Correa con más de 40 puntos de diferencia significará la permanencia indefinida del mandatario en el poder.
«Esta diferencia y una posible bancada mayoritaria en la Asamblea Nacional significa que a la vuelta de la esquina está la reforma constitucional para su reelección indefinida, pero si no tiene una mayoría en la Asamblea, el Gobierno se verá obligado a realizar mayores negociaciones y acuerdos», aseguró.
«De todas formas, la reelección de Correa hace que la probabilidad de una reelección en el año 2017 sea mayor», agregó.
El virtual vicepresidente electo, Jorge Glass, aseguró que la ciudadanía se ha pronunciado por una propuesta política que forma parte de «un gran plan», cuyo objetivo es «erradicar la pobreza».
«El verdadero fin es generar esa economía distinta, que redistribuya la riqueza más aceleradamente y que genere más riqueza para todos los ecuatorianos».
«Correa ya está proyectado como un líder en América Latina; el triunfo abrumador en las urnas y el probable ocaso de Hugo Chávez contribuyen a reforzar su postura», opinó el analista político Mauro Cerbino.
«La diferencia con Chávez es que Correa podría tener una mejor proyección y desempeño a nivel internacional por su carisma. No creo que la diferencia venga del poder económico, sino del buen manejo político e ideológico», señaló.
«Todo dependerá también de lo que el Gobierno pueda hacer en UNASUR, ese será el gran desafío de Correa para los próximos cuatro años en términos de política internacional, porque el objetivo será establecer un bloque de oposición a los ya hegemónicos del norte», agregó.
«Para América Latina es fundamental consolidar un bloque y el presidente Correa podría ser el nuevo líder», opinó.
Dijo que no es sorprendente el triunfo electoral porque las encuestas ya lo preveían, pero que «sí sorprende la derrota de la oposición, que no pudo articular un discurso con una línea argumentativa que hiciera dudar a los votantes».
Un total de 11,6 millones de ecuatorianos fueron convocados a las urnas para escoger un presidente y un vicepresidente, que gobernarán por cuatro años, y 136 asambleístas.
Para ganar en primera vuelta, es necesario que un candidato presidencial obtenga el 50% de los votos válidos o el 40% más una ventaja de 10 puntos sobre el inmediato contendor. Si nadie obtiene dichos porcentajes, debe haber segunda vuelta el 7 de abril entre los dos candidatos más votados.
El próximo periodo presidencial iniciará el 24 de mayo.
LÍDER REGIONAL
Con el arrollador triunfo de Rafael Correa para un nuevo período presidencial, el noveno de todos los procesos electorales que ha ganado desde 2006 en Ecuador, el economista de izquierda abre la posibilidad de convertirse en el futuro líder latinoamericano.
La enfermedad que aqueja al presidente venezolano Hugo Chávez parece allanar el camino y al ser consultado sobre el tema, el líder de la denominada revolución ciudadana no se ve reacio a asumir el nuevo reto.
«Estaremos donde seamos más útiles para nuestras patrias chicas y para la patria grande (América Latina)… donde podamos servir mejor a nuestros conciudadanos latinoamericanos», dijo.
Sin embargo, aclaró que Chávez es «un líder histórico de la república venezolana» y que ha sido parte de algo que «estamos construyendo juntos», se trata de un «trabajo en equipo», aseveró.
De hecho, Correa, autocalificado como cristiano de izquierda, consideró su arrasadora victoria del domingo un «triunfo de la patria grande» con la que «consolidamos la democracia no sólo en Ecuador sino en toda nuestra América Latina».
Para que la tendencia implantada por los gobiernos «progresistas» en la región sea irreversible debemos «consolidar los procesos revolucionarios» en Venezuela, Bolivia, Uruguay e incluso Brasil, mencionó el mandatario ecuatoriano.
Alfredo Castillo, catedrático de la Universidad Estatal de Guayaquil, opinó que Correa «representa la vivencia de un proceso de integración regional que juega un papel determinante para el destino de los pueblos».
Expresó que el mandatario «recuperó al Estado ecuatoriano en un momento de decadencia y destrucción y el proceso de integración es un factor esencial para la reconstitución de los Estados latinoamericanos».
Correa expuso políticas que deben aplicarse a nivel regional a través de organismos como la Unión de Naciones Suramericanas.
«Hemos propuesto políticas regionales, salarios mínimos», afirmó al tiempo que ratificó que «si empezamos a negociar individualmente con el capital transnacional, el capital transnacional pondrá las reglas, (pero) si nos unimos somos nosotros los que vamos a poner las reglas al capital transnacional».
Así, para Correa «la integración ya no solo es un sueño… es una necesidad de supervivencia».
Michael Shifter, presidente de la organización Diálogo Interamericano con sede en Nueva York, señaló a la AP que a diferencia de Chávez, Correa «tiene poca capacidad para construir una coalición de países de América Latina para reducir el poder de los Estados Unidos».
Destacó que la riqueza de recursos en Ecuador «es suficiente para ganar la reelección, pero no para dominar un conjunto de gobiernos afines en la región. Correa puede tener delirios de grandeza, pero no tiene la ambición desmesurada de Chávez… y ciertamente no tiene el dinero para pasar a comandar aliados leales».
Pero el catedrático de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), Mauro Cerbino, opinó diferente.
Consideró que Correa «ya está proyectado como un líder en América Latina» con este «triunfo abrumador» y para lo cual «el probable ocaso de Hugo Chávez contribuye a reforzar esa postura».
El sociólogo indicó que Correa cuenta con una ventaja sobre Chávez y es su «carisma», algo que le permitiría tener «una mejor proyección y desempeño a nivel internacional».
Shifter añadió que «el impresionante dominio de Correa de las comunicaciones lo hace hoy en día líder indiscutible de la retórica de izquierda de América Latina… la aplastante victoria de Correa mejorará aún más su posición como el favorito sentimental en la izquierda de la región».
Por su parte, el catedrático y analista de Flacso, Fernando Martín, dijo a la AP que «tiene buenas posibilidades de un liderazgo regional, porque su imagen internacional también es buena, ha dado imagen de solidez y fortaleza y eso ha sido reconocido internacionalmente… las perspectivas están favorables a que pueda hacerlo».
Correa llegó al poder en enero de 2007 y dos años más tarde los ecuatorianos lo ratificaron en ese cargo, mediante un nuevo proceso electoral, tras la aprobación de la nueva constitución de 2008.
El domingo el carismático mandatario ecuatoriano volvió a ganar con casi 57% de los votos y gobernará Ecuador cuatro años más, a partir de su posesión el 24 de mayo de este año.
Si completa este nuevo período de gobierno sumará 10 años al frente del país, el lapso más largo en la historia de Ecuador, que entre 1997 y 2007 registró una crónica inestabilidad política que ocasionó que siete presidentes, entre ellos tres derrocados -Abdalá Bucaram en 1997, Jamil Mahuad en 2000 y Lucio Gutiérrez en 2005-, desfilaran por el palacio presidencial ecuatoriano.
Rafael Correa
Presidente ecuatoriano