Corre, Guate, corre


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Hace unos años era raro ver ejercitarse a las personas en las calles de la ciudad; las carreras significativas eran reconocidas por su tradición y no pasaban de unas pocas como la de San Silvestre o la carrera Max Tott. Hoy no hay fin de semana en el que no haya una competencia con una variopinta lista de motivos para conmover el corazón de los corredores por una causa noble. Una amiga corredora me informa que hay sábados y domingos en los que se reportan hasta diez eventos de trote.

Julio Donis


Escuché una conversación ajena en la que se decía que antes, de treinta personas, uno o dos estaban involucrados en atletismo y hoy es fácil encontrar a diez. Visto de manera rápida se puede asumir que más gente está haciendo deporte y especialmente inscribiéndose en carreras porque hay una conciencia colectiva de mejorar las condiciones de vida y de la salud; eso es cierto a medias y ahí les van mis provocaciones. Para empezar hay que decir de manera obligada que el crecimiento de opciones para participar en carreras no responde a una política del Ministerio de Cultura y Deportes; por el contrario, el gran convocador es el mundo privado que a través de bancos, fundaciones, organizaciones no gubernamentales, patronatos, etc., promueven eventos que van desde los 3 km hasta los 42 km. La Municipalidad metropolitana como expresión pública es una aparente excepción, que ha visto en la organización de este tipo de eventos, una forma de estrechar los lazos entre el ciudadano y su ciudad, a través de inscripciones que no son baratas y de eventos patrocinados por empresas que asumen seguramente el costo de los mismos. Entonces, hay más personas haciendo deporte, especialmente involucradas en carreras, pero eso no quiere decir que haya más gente en el atletismo federado y sí, más comercios sacando partido de las necesidades creadas, a partir de una actividad que al aportar resultados inmediatos, es fácilmente adictivo en el contexto de la vida moderna y el estrés. Sacan su rédito los que venden zapatos deportivos, suplementos vitamínicos, bebidas energizantes, ropa deportiva, y tecnología aplicada que facilita el control de su desempeño para que usted mejore sus marcas. Los bancos por su parte prestan sus buenos servicios para administrar el dinero de las inscripciones. Hace tiempo un amigo me sugirió para recaudar fondos: “organiza una carrera, se invierte poco y se saca mucho”. El plan es casi perfecto, un mercado cautivo de corredores registrados con chip electrónico que apetece competir, al menos consigo mismo, y por lo tanto está casi garantizada su inscripción en unos cuantos eventos. Los costos de logística los asumirán las empresas de agua, de bebidas o de artículos deportivos que a cambio pondrán su publicidad a lo largo de los kilómetros. Generalmente un disparo de salva da la señal de partida y todo está dispuesto para el evento, pero ¿quién o cómo se previno el riesgo en la salud del participante si éste no está habituado al deporte o a esfuerzos significativos como una carrera de 21 km? Seguramente esta arista del ciclo de consumo está siendo prevista ya con la implementación de clubes de entrenamiento. Guate corre porque está de moda.