Una médica española y una enfermera argentina secuestradas hace una semana en el norte de Somalia fueron liberadas por sus captores hoy, afirmaron un oficial del gobierno local y la organización para la que cooperaban las mujeres.
El 26 de diciembre varios hombres armados secuestraron a la médico española Mercedes García y la enfermera argentina Pilar Bauzá, en Bosasso, principal puerto del Estado disidente de Puntland, colindante con el Golfo de Aden.
«Han sido liberadas», dijo Bile Mohamud Qabowsade, oficial del ministerio de Información de Puntland.
«Moral y físicamente se encuentran bien. Su estado de salud es muy bueno», afirmó el oficial, añadiendo que las dos mujeres, que trabajaban para Médicos Sin Fronteras (MSF), fueron trasladadas a un hotel de Bosasso, donde las recibió el Presidente de Puntland y otros altos mandos oficiales.
Tras la captura, la policía había perseguido a los secuestradores, con los que protagonizó un tiroteo. Dos sospechosos fueron arrestados y desde entonces, el estado de salud de las dos rehenes era objeto de una gran preocupación.
«Médicos Sin Fronteras está aliviado por la liberación de las dos mujeres tras una semana en cautiverio. Mercedes y Pilar están en buen estado de salud», dijo en un comunicado la organización médica.
«Queremos expresar nuestro desprecio por el secuestro, que significa también el secuestro de la acción humanitaria independiente», recordó la presidenta de Médicos Sin Fronteras-España, Paula Farias, en el comunicado.
«Estas acciones son inaceptables y ponen en peligro la asistencia humanitaria en las poblaciones más vulnerables, pues ésa es la razón por la que nuestras compañeras están trabajando en Somalia», añadió.
El comunicado explicaba que las dos mujeres secuestradas fueron atacadas de camino al centro de alimentación donde MSF asiste a 7 mil niños malnutridos menores de cinco años.
«La población civil paga el precio del conflicto actual en Somalia, y la supervivencia de la mayoría del pueblo somalí depende de la ayuda externa proporcionada por una pocas organizaciones humanitarias y agencias internacionales», aseveró Farias.
«Somalia ha sido una crisis olvidada y estos incidentes sólo incrementan el sufrimiento de los somalíes», agregó.
En las últimas semanas, los medios de comunicación extranjeros y las organizaciones de ayuda se han estado exponiendo a un creciente trasiego de contrabandistas que trasladan a refugiados por el Golfo de Aden a la Península Arábiga.
Cientos de emigrantes mueren cada año intentando cruzar este paso, bien por zozobra de los barcos de chatarra o por agotamiento, enfermedad o malos tratos de los contrabandistas.
Las autoridades de Puntland han estimulado a los países extranjeros a coordinar cualquier movimiento a la región con las autoridades locales.
Somalia fue distinguido como uno de los países más peligrosos del mundo para los periodistas en 2007, junto con Irak y Pakistán.