Las editoras conversan en el Parque de La Industria, en la Ciudad de Guatemala, momentos antes de la presentación de su libro “(Per)versiones de la modernidad. Literaturas, identidades, desplazamientos” (F&G Editores, 2012) en la Feria Internacional de Libros de Guatemala (FILGUA). Después de una década de trabajo compartido tanto en persona como a la distancia, aprovechan esta reunión para conversar sobre la experiencia de elaboración de este volumen.
BC: Por qué no empezamos por recordar un poco cómo hicimos este tomo, ahora que es el día de su presentación, que es un día que de alguna manera marca el cierre de este proyecto. Hace más de diez años que nos involucramos en este proyecto, es hasta difícil recordar los detalles, pero ¿cómo fue que comenzamos a trabajar juntas? porque en realidad fue una cosa más o menos orgánica, ¿No?
VR: Es difícil ponerle un origen porque todo esto empezó con un programa más complejo, más amplio, “Hacia una Historia de las Literaturas Centroamericanas”, y fue a través de varios talleres que finalmente se logró definir cuáles eran los términos, los intereses, las coincidencias, las diferencias, y fue un proceso, para usar la palabra, orgánico
BC: Siendo realistas, ¿cuáles son las coincidencias que tenemos nosotras? ¿Por qué nosotras y no otras personas?
AO: Yo pienso que en términos de coincidencias o afinidades, primero formamos parte más o menos de una misma generación de jóvenes críticos trabajando la literatura centroamericana, más o menos con una misma idea de la literatura centroamericana, una noción amplia de literatura centroamericana.
VR: …que no nos interesaba, por ejemplo enfocarnos en géneros muy específicos, que nos interesaba más visibilizar, pensar, explorar ejes, nudos temáticos, como una manera de entender mejor esta producción…
AO: …entender procesos, ¿verdad? Yo pienso que eso de alguna manera también tiene que ver con nuestras biografías, porque somos personas que hemos nacido en un lugar, y nos hemos movido mucho por Centroamérica, hemos vivido además una época determinada de manera muy distinta las tres, y yo creo que esa mirada sobre este momento, y nuestros intereses en la literatura, en la producción cultural en general, hacen que pudiéramos unir eso de una manera que nos permitiera trabajarlo académicamente, conceptualmente, como lo hicimos.
BC: Sí, yo estoy de acuerdo, que tal vez estas coincidencias las hemos ido desarrollando con el tiempo, pero yo pienso que cuando empezamos teníamos menos coincidencias y que en realidad nosotras hicimos esto porque decidimos que el reto de hacer un tomo sobre literatura contemporánea centroamericana pensado a nivel regional era algo que no había sido hecho antes, que creíamos que iba a ser novedoso hacerlo a partir de la interdisciplinariedad.
BC: Pero, ¿alguna de ustedes recuerda cómo fue el primer taller?
VR: Empezamos pensando en cómo hacer. En el primer taller debatimos el marco metodológico, me acuerdo que fue el taller en donde hubo más personas, y después de ese montón de personas, en el segundo taller estaba bastante claro cómo íbamos a hacer el proyecto y no todos estaban de acuerdo con nosotras en nuestra decisión de usar esta noción amplia de texto. Me acuerdo que fue una de las discusiones, había mucha tensión
AO: En todo caso lo que me acuerdo es que en alguno de esos talleres definimos con todos los demás participantes en el equipo editorial de todos los tomos, los grandes lineamientos, que nuestra concepción de texto iba a ser mucho más abierta y amplia, que la concepción de literatura iba a ser amplia, que la concepción temporal iba a ser diferente, que no nos íbamos a regir por esos cánones cerrados y rígidos, que no íbamos a hablar de generaciones… y creo hasta después de eso empezamos a pensar entre nosotras, qué contenidos iba a tener este tomo en particular…
BC: …y quiénes iban a ser los posibles autores del tomo. Y fue que tomamos la decisión de no autoadjudicarnos la autoridad de decidir sobre qué deben escribir los críticos sobre la literatura contemporánea. Es decir, entendimos que es un momento todavía en proceso y que no lo comprendemos todavía completamente, y mejor lanzamos una convocatoria que presentara los parámetros del proyecto pero que no dijera qué hacer para que pudiera además el tomo retratar el momento actual de la crítica. Por supuesto, no retrata a toda la crítica, retrata a la crítica que estuvo dispuesta a participar en este proyecto, a trabajar a partir de estos parámetros.
AO: A creer en el proyecto.
BC: Y me gustaría hablar un poco de cuáles son las sorpresas que nos llevamos al ir recibiendo el material para el tomo. Para comenzar, en mi opinión, el tomo es muy completo, a pesar de que no es larguísimo. Es porque seleccionamos los textos muy cuidadosamente pues teníamos muchas opciones, textos de mucha calidad, incluyendo algunos que no incluimos, y eso subió el nivel del libro y nos permitió incluir diversidad de temas.
VR: A mí me parece que como libro, tiene una coherencia muy grande y que hicimos un excelente trabajo con la selección. Me parece que además de haber permitido que los autores pudieran escribir sobre lo que ellos querían escribir, cuando ya recibimos los textos, una de las sorpresas fue ver esas coincidencias y poder establecer esos ejes que nos dieron la estructura del tomo.
BC: Es decir que el tomo documenta no solamente las sensibilidades de los autores y de la literatura sino también las sensibilidades de los críticos.
AO: Yo creo que una de las sorpresas fue, sobre todo en la etapa final, cuando leímos ya varias veces los textos terminados y editados, que los críticos que están allí presentes y sus voces vienen de escuelas diferentes, de regiones diferentes, pertenecen a generaciones diferentes, trabajan en países diferentes, y a pesar de ello, hay ciertas preocupaciones y ciertas problemáticas que aparecen una y otra vez formuladas de diferentes maneras, y hay un hilo que atraviesa todo el tomo. Para mí esa fue una de las sorpresas más logradas y más agradables porque finalmente sí te puede dar una mirada hacia un momento específico y una producción muy compleja, pero no es una mirada definitiva. Yo creo que más bien estimula a que haya más lecturas, a que haya más trabajo, a que haya discusión.
BC: A mí me sorprendió que no encontráramos más resistencia a elaborar trabajo regional de parte de los críticos, es difícil pensar sobre el tema de un ensayo y extrapolarlo a otro país que tal vez no es el país que mejor conocemos y que exploramos con mayor facilidad. Creo que esto muestra la disponibilidad de los críticos que participaron en hacer una investigación bastante extensa, sus contribuciones son tan importantes porque creyeron en el proyecto.
VR: Yo considero que este tomo empieza a dar luces a un estudio comparativo de Centroamérica contemporánea.
BC: Pero, ¿cómo es el tomo? si tuviéramos que definirlo…
VR: Tiene 20 artículos y 5 secciones.
AO: Otra cosa es que se dan los primeros pasos que muestran que hay un nuevo momento de la crítica y un nuevo momento de la literatura.
BC: Explora procesos como la memoria, como el transnacionalismo, como la diversidad cultural…
VR: Esos miedos sobre que la literatura se había muerto y demás, creo que nuestro tomo demuestra que allí está.
BC: Bueno, yo esos miedos nunca los he tenido…
VR: No, pero han sido parte de un discurso de los años noventa.
BC: Aunque de gente que no vivía aquí en Centroamérica, pero no creo que haya sido un miedo aquí, ni de nadie de nuestro equipo. Ahora, el tomo explora diferentes identidades, distintos espacios de sensibilidades, esos intereses en construir la memoria, el transnacionalismo, etc., pero no fija un canon, ése no era uno de nuestros intereses, por eso las discusiones incluidas en el tomo se pueden aplicar a otros autores y a otros textos.
BC: Quisiera lanzar otra pregunta: ¿Cómo nos transformó y nos impactó la década en que hacíamos este proyecto?
VR: A mí me impactó porque yo no pensaba que iba a trabajar literatura contemporánea pero me uní al proyecto porque me gustó el reto, me pareció interesante, encontré una manera de abrir el espacio y ver algo más allá. Yo estaba trabajando suplementos culturales, pero yo me estaba devolviendo al siglo XIX, sin embargo este proyecto me abrió a una literatura, a unos problemas, a unas articulaciones ejes, que de otra manera no hubiera podido conocer de tan cerca. Y también me cambió porque era la primera vez que yo asumía un proyecto con alguien que está en California, alguien que está en Berlín, y todo el reto que suponía la logística de eso.
BC: Nosotras nos dedicamos horas de cada sábado por varios años para hablar sobre el proceso de nuestro tomo y en ese sentido, me impactó hacer este trabajo de varios años porque ese espacio de tiempo nos permitió ver qué había después de ese momento inmediato que llamábamos posguerra, hacia dónde iban algunos de los autores, etc.
AO: A mí me impactó la pasión y la profundidad y la capacidad de trabajo que tuvimos las tres teniendo ritmos de vida y ocupaciones distintas con mucha responsabilidad en diferentes etapas también de nuestras carreras. Para mí esa fue la muestra de que todos los proyectos futuros que yo emprenda con esa pasión, yo sé que voy a lograr esos proyectos. Además trabajar con otras personas es un privilegio para mí.
BC: Y la verdad es que en varias maneras nos complementamos porque teníamos diferentes habilidades complementarias, entonces eso enriquece el trabajo. Y cuando uno está en diferentes lugares fuera de Centroamérica, a veces, se genera una sensación de estar uno solo porque uno está uno está leyendo cosas que no están leyendo otras personas alrededor de uno, entonces también este proyecto creó un espacio para platicar sobre lo que estábamos leyendo y para poder seguir conversando sobre lo que estábamos pensando y seguir desarrollando nuestras ideas.
BC: Y hablando de eso, ¿cuál es nuestro próximo proyecto? y ahora qué? Ya se terminó el tomo, lo cual marca el fin de este proyecto y el inicio de otros proyectos que cada una de nosotras está siguiendo.
AO: Yo terminé de editar mi tesis de doctorado, que también versa sobre la literatura centroamericana más reciente, y mi próximo proyecto que será ya este año será publicarla en forma de libro, lo cual me alegra muchísimo también porque es un proyecto que iba paralelo con todo el trabajo y la concepción del tomo. Entonces para mí es un año bastante importante porque se cierran esos dos grandes proyectos y grandes pasiones. Después de eso algo de lo que yo estoy convencida es que yo no voy a dejar de trabajar la literatura centroamericana, mientras siga trabajando como investigadora, profesora, intelectual, como crítica.
BC: Hay otra cosa que pasó que nos impactó que a pesar de que el grupo HILCAS ha concluido como un proyecto porque ahora sí ya salieron la mitad de los tomos y los otros tomos esperamos que estén ya a punto de concluirse, yo creo que este proyecto abrió otros espacios como el Congreso de Estudios Culturales, que son espacios que siguen y son espacios que nos permiten seguir colaborando y seguir teniendo este grupo de interlocutores, que no es un grupo fijo de ninguna manera sino que se agranda, se encoje, se transforma. Aclaro esto porque algunas personas nos acusan de que nosotros solo dialogamos con este grupo de colegas, entonces es importante decir que esos congresos de estudios culturales que surgieron a partir del grupo HILCAS tienen convocatorias abiertas que traen y congregan gente que nosotros nunca habíamos conocido y que nos permiten seguir creciendo con más y más interlocutores y nos permiten seguir dialogando.
AO: Sí, es cierto, ahora yo voy a agregar una pequeña cosa porque es cierto, son como pequeñas redes que se van relacionando, la publicación de la revista Istmo es otra de ellas, pero también en Europa a raíz de todo este trabajo con los tomos, hemos descubierto que hay muchísima gente que trabaja estos temas pero todos están tan aislados, y los podés reunir en una red, podés hacer reuniones anuales, podés movilizarte con las diferentes personas y es algo que ha ido añadiendo al proyecto.
BC: Hablando de planes, mi proyecto próximo es escribir un libro sobre la memoria histórica, que ahora estoy escribiendo, y que pienso yo ahora que miro los tomos I, II, y III, que miro mi trabajo en ellos, es un proyecto que he estado desarrollando desde hace muchos años. En realidad, cuando iniciamos el trabajo en el tomo estaba trabajando en mi primer libro, Estética del cinismo, y lo concluí poco antes quizá de terminar el tomo. Eso me permitió pensar hacia qué dirección iba a seguir mi trabajo, cómo iba a ser multidisciplinario y por eso yo también estoy incursionando en el mundo de la creación artística de las artes visuales y pensando sobre la memoria en esos dos diferentes espacios.
VR: Mi proyecto inmediato es mi tesis de doctorado que, con suerte, defiendo el próximo abril. No tiene que ver realmente con lo contemporáneo pero me ha servido mucho este trabajo, esta coedición, para pensar el pasado, que es lo que yo estoy trabajando. He podido entender muchas cosas y también desentender muchas cosas del siglo XIX y de principios del XX, que es lo que yo estoy trabajando. Y en esta tesis yo me suscribí nada más a Costa Rica pero uno de mis proyectos es explorar esto en Centroamérica en general, continuar con esta interdisciplinariedad, con otras literaturas. Entonces una de las opciones que tengo, todavía estoy pensando por qué avenida me voy, sería seguir rastreando esta concepción de héroes, cómo funciona, cómo no funciona, cuáles son las diferencias… También me gustaría muchísimo trabajar la traducción. Me interesa mucho el triángulo entre país, región y Estados Unidos a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Me interesa mucho esa conexión entre literaturas y me gustaría explorar la literatura comparada. Y en lo contemporáneo, quisiera seguir explorando ya estas nociones, como por ejemplo la de solidaridad…
AO: Después de cerrar yo la publicación de mi tesis, lo que yo he empezado a hacer es trabajar con viajeros centroamericanos que fueron a la India y a diferentes países.
BC: A mí se me olvidó mencionar que otro proyecto en el que me gustaría trabajar en el futuro es en el proyecto de Biblioteca Centroamericana, que es un proyecto que también tiene un carácter regional e interdisciplinario, y que surge a partir de HILCAS.
BC: ¿De qué manera nos ha impactado llevar a cabo este proyecto fuera de Centroamérica?
VR: En muchos niveles. Lamentablemente debo reconocer que las bibliotecas con la mejor colección no están en Centroamérica. Es una tristeza que uno no tenga acceso a ellas. Por eso me parece que este proyecto de biblioteca centroamericana es muy importante echarlo a andar. Esa fue una de las cosas que más me impactó cuando llegué a Texas. Porque me di realmente la diferencia, de poder tener acceso a los materiales. Parte de algunas de las cosas que me gustaría explorar es eso, cómo hacer para que estos textos sean más accesibles.
BC: Ale, ¿te ha impactado trabajar desde fuera? y… ¿creés que tenés derecho de llamarte centroamericana todavía?
AO: Sí. Primero porque yo me fui a hacer el doctorado a Alemania, pero durante 30 años de mi vida viví en Centroamérica, no sólo en Costa Rica, que es el lugar donde más he vivido, sino que nací en El Salvador, viví en Nicaragua, viví entre El Salvador, Guatemala, Costa Rica y Nicaragua durante todos esos años, y durante mucho tiempo yo quería entender muchas cosas que viví, y las pude entender gracias a todo el trabajo que he podido hacer con la literatura. Pero al igual que Vero, yo he tenido el privilegio de estar en Berlín en donde está la biblioteca del Instituto Iberoamericano, que es una de las bibliotecas más completas sobre América Latina, a pesar de estar fuera de América Latina, y he tenido el acceso a todos los materiales latinoamericanos que se encuentran allí.
BC: Yo quisiera añadir que muchos de nosotros salimos de nuestros países por motivos políticos, por motivos de una guerra, sobre todo la gente que viene de El Salvador y Guatemala. Y también muchos salimos por motivos de no tener los recursos en nuestros países, como ustedes ya mencionaban, para poder hacer un doctorado sobre la labor intelectual y cultural que nos ocupa. Pero, yo nunca considero que me he ido por completo, yo he hecho un esfuerzo por estar yendo y viniendo todas las veces que he podido. Y yo pienso que este proyecto ha hecho posible que tengamos más excusas para venir, que es una cosa que le agradezco enormemente a este proyecto, porque venir y estar en los dos lugares ha dado una dinámica transnacional también a mi forma de pensar. Y creo yo que es el caso también de ustedes. Yo creo que a veces la gente también es injusta cuando nos dice: “ustedes ya se fueron”. Pues nosotras estamos haciendo un esfuerzo por hacer algo que mucha gente no tiene los recursos o la posibilidad o la voluntad de hacer, que es regresar siempre. Y estar fuera con el compromiso de estar siempre mirando hacia acá y pensando hacia acá, y conversando con los intelectuales de aquí, que son nuestros interlocutores en esta conversación sobre la producción cultural de la región.
VR: Tal vez sea un cliché lo que voy a decir, pero por lo menos en mi caso es cierto, el tener que justificar por qué uno quiere estudiar Centroamérica cuando está fuera, realmente lo hace a uno pensar sobre las razones. Yo no sé si les ha pasado, pero me lo han preguntado varias veces, y es importante responder a esta pregunta. Estar fuera le ayuda a uno a dimensionar por qué una hace lo que hace.
BC: También otra cosa que yo he oído mucho es que la gente que ya se fue no puede, o no debe, regresarse.
VR: Yo no porque yo siempre he dejado muy claro desde el primer día que yo me estaba devolviendo.
AO: Pero es que tal vez no hay que decirlo de esa manera. Que la gente lo vea de esta manera yo lo puedo entender porque algunas personas tienen una noción bastante limitada de lo que es la movilidad. Pero otra cosa es decir, sí, yo me fui. Nosotras tenemos esta movilidad a la que no podemos renunciar. Nosotras tenemos esta movilidad y por eso estamos en otro lugar también.
BC: Estar en otro lado requiere un sacrificio pero también da unos enormes regalos en términos de perspectiva y de otras cosas. Y creo yo también que es el caso de muchos intelectuales que están dentro de la región centroamericana. Que ellos están dentro pero son ávidos lectores, y además la tecnología les permite dialogar y pensar sobre lo que está pasando fuera. Y a mí me da mucho gusto venir a Centroamérica, y hablar con los intelectuales, muchos de los cuales son nuestros colegas y amigos, y darme cuenta de que ellos están leyendo y saben lo que se está publicando en términos de filosofía, crítica literaria, en Europa, en Suramérica, en Estados Unidos, de la misma manera que lo sabemos nosotros, porque ellos pensando sobre la producción de varios lugares de la misma manera que lo hacemos nosotros. Y esto enriquece este diálogo transnacional.
Ciudad de Guatemala
21 de julio, 2012
Beatriz Cortiz
“Tal vez sea un cliché lo que voy a decir, pero por lo menos en mi caso es cierto, el tener que justificar por qué uno quiere estudiar Centroamérica cuando está fuera, realmente lo hace a uno pensar sobre las razones. Yo no sé si les ha pasado, pero me lo han preguntado varias veces, y es importante responder a esta pregunta. Estar fuera le ayuda a uno a dimensionar por qué una hace lo que hace.”
Verónica Ríos Quezada
“Que la gente lo vea de esta manera yo lo puedo entender porque algunas personas tienen una noción bastante limitada de lo que es la movilidad. Pero otra cosa es decir, sí, yo me fui. Nosotras tenemos esta movilidad a la que no podemos renunciar. Nosotras tenemos esta movilidad y por eso estamos en otro lugar también.”
Alexandra Ortiz Wallner