Controvertido, pero alienta a continuar


La sorprendente atribución del Premio Nobel de la Paz a Barack Obama, tras apenas nueve meses en la Casa Blanca, es una decisión controvertida aunque aparentemente destinada a alentarle a continuar los esfuerzos que ha iniciado, estimaron hoy los analistas.


«El hecho de que se haya producido tan pronto en su presidencia, antes de que haya hecho realidad cualquiera de las cosas que se ha propuesto hacer en el ámbito internacional va a causar controversia», afirmó Dana Allin, experta en polí­tica internacional del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS) con sede en Londres.

«Incluso para la gente que generalmente apoya a Obama y lo que está tratando de hacer, esto va a ser fácilmente objeto de burla», agregó la experta en conversación telefónica con la AFP.

Al anunciar su decisión de premiar a Obama, el comité Nóbel destacó «el nuevo clima que creó en la polí­tica internacional», privilegiando el multilateralismo en detrimento del unilateralismo, sus esfuerzos «en la perspectiva de un mundo sin armas nucleares» así­ como el nuevo rol «más constructivo» de su paí­s para hacer frente a los grandes desafí­os climáticos.

«Todas estas cosas ya han ocurrido en la polí­tica de Estados Unidos y esto ya ha tenido un impacto muy importante en las relaciones internacionales», insistió en la rueda de prensa posterior el influyente secretario del Comité Nobel noruego, Geir Lundestad, que no participa en la votación.

Sin embargo Obama, que hace poco era un desconocido fuera de Estados Unidos, todaví­a no puede presumir de logros importantes en el ámbito internacional, por lo que su elección es «inusual», según Paul Preston, profesor de estudios sobre Paz en la Universidad de Bradford (Gran Bretaña).

«Al mismo tiempo, el premio Nobel de la Paz se atribuye bastante a menudo por lo que se puede llamar proceso, cosas en marcha, más que metas cumplidas», explicó a la AFP.

El experto británico citó como ejemplo el caso del lí­der del Congreso Nacional Africano, Nelson Mandela, y del presidente sudafricano Frederik de Klerk, premiados en 1993 por su contribución a la consecución de la armoní­a racial en su paí­s, pese a que el apartheid no estaba aún totalmente abolido.

En este caso, «creo que es un estí­mulo a los cambios que el Comité Nobel cree que Obama ha aportado a las relaciones internacionales», agregó. «Pero sigue siendo polémico porque promueve más lo que busca que lo que ha logrado».

Más duro fue el redactor jefe adjunto de la edición europea del Wall Street Journal, Iain Martin, que calificó la decisión de «totalmente extraña», tratando de entender por qué le habí­an concedido el premio a Obama.

«Â¿Por hacer las paces, de alguna manera, con Hillary Clinton? ¿Por abandonar el escudo antimisiles y animar a los iraní­es? ¿Por preparar un aumento de las tropas y del armamento en Afganistán?», se preguntó Martin en la edición electrónica del diario.

«Es muy postmoderno: un lí­der puede ahora ganar el premio Nobel por decir que espera aportar la paz en algún momento en el futuro», agregó. «No tiene que hacerlo, sólo tiene que tener aspiraciones».

Interrogado al respecto durante la conferencia de prensa en Oslo, Thorbjoern Jagland, responsable del comité Nobel Noruego, negó que fuera inédito.

«Si uno mira la historia del premio, en muchas ocasiones lo hemos dado para tratar de alentar lo que muchas personalidades trataban de hacer», explicó.

Una antigua ganadora del Nobel, Mairead Corrigan Maguire, premiada en 1976 junto con Betty Williams por sus luchas pací­ficas en el proceso de Irlanda del Norte, se declaró «muy triste» por este premio que, según ella, traiciona la memoria de Alfred Nobel.

«El presidente Obama tiene todaví­a que demostrar que logrará progresos significativos en Medio Oriente, que pondrá fin a la guerra de Afganistán y muchos otros temas, dijo.

«El Comité Nobel no está cumpliendo las condiciones del testamento de Alfred Nobel, porque estipuló que el premio debe darse a gente que tiene que terminar con el militarismo y la guerra y está a favor del desarme».