Contribuyamos a salvar el planeta


Todos tenemos un compromiso con la Tierra, sin que implique enormes sacrificios. Lo que se requiere es buena voluntad y tomar conciencia de que sólo quedan diez años para que podamos frenar la catástrofe ambiental, cuando probablemente yo y el filólogo y cineasta Renhé Leyba ya habremos dado el último ranazo en nuestros respectivos petates.

Eduardo Villatoro

Intentaré resumir las recomendaciones que, al respecto, me envió por e-mail mi amigo Mynor Adrián Letona.

Respecto al agua, si tiene el hábito de bañarse, al usar la ducha mantenga cerrado el chorro mientras se enjabona, y así­ ahorrará siete mil litros de agua al año. No deje abierta la llave del lavamanos mientras se cepilla los dientes o se afeita. No lave los alimentos con la llave abierta, sino que use un recipiente, y al terminar con esa agua riegue las plantas.

Repare de inmediato las fugas de agua: diez gotas de agua por minuto totalizan dos mil litros de agua al año desperdiciados. Reutilice parte del agua de su lavadora y el agua de cocer los alimentos, que podrí­a servir para los inodoros, limpiar pisos y otros usos.

No arroje ninguna clase de basura al mar, lagos, rí­os, caminos. Si riega su jardí­n, que sea al caer la tarde. El gel, el shampoo y los detergentes son contaminantes, por lo que debe usarlos con moderación. Siembre un árbol, por lo menos un vez en su vida.

En lo referente a la basura, utilice la ley de las tres erres: Reciclar, Reducir el consumo innecesario y Reutilizar los bienes. Al recuperar cajas de cartón o envases hechos de papel, contribuye a que se talen menos árboles, encargados de capturar el metano y de purificar el aire. Si reutiliza 100 kilos de papel se salva la vida de siete árboles.

Separe los desperdicios que genera, es decir, separe la basura orgánica de la inorgánica. Aplaste los envases de plástico, cartón y papel, para disminuir su volumen. Use siempre papel reciclado y escriba sobre las dos páginas de una hoja. No derroche servilletas, pañuelos, papel higiénico. Opte por envases de vidrio en vez de plástico o aluminio. Hay empresas que compran materiales reciclables como papel periódico, libros viejos, botellas, etc.

Disminuya el consumo de carnes rojas, puesto que la crianza de ganado coadyuva al calentamiento global, a la tala de árboles y a la contaminación de los rí­os. Los productos enlatados consumen muchos recursos y energí­as. No consuma alimentos en lata, especialmente atún, porque está en ví­a de extinción, ni alimentos transgénicos. Consuma más frutas, verduras y legumbres que carne.

En cuanto al uso de energí­a, no la desperdicie; no se trata de dinero sino de ahorrar los recursos naturales. Use agua caliente sólo en caso necesario. Conecte el calentador sólo dos horas al dí­a, graduándolo entre 50 y 60 grados. Además, bañarse con agua frí­a es más saludable.

Evite usar en exceso la plancha, el calentador de agua o la lavadora, porque gastan mucha energí­a y agotan los recursos para generarla. Es mejor cocinar con gas que con energí­a eléctrica. Apague sus aparatos de televisión, radio, computadora y bombillas que no esté usando. Modere el uso de latas de aluminio. No compre ni use productos de PVC porque son muy contaminantes.

Modere el uso de su automóvil. Camine lo más que pueda, para conservarse más sano y delgado, o utilice bicicleta. Procure no viajar solo en su auto; organice traslados de grupos al trabajo. Que las llantas de su carro estén bien infladas, para ahorrar gasolina.

Tome en cuenta que los vehí­culos más grandes consumen más combustible que los más pequeños Revise la emisión de gases de su vehí­culo, y no lo acelere cuando no esté en movimiento. No toque la bocina más que en caso indispensable, para evitar la contaminación auditiva. No sea como esos energúmenos que manejan autobuses extraurbanos, que abusan del claxon. No compre en almacenes y restaurantes que colocan bocinas que emiten música a todo volumen. Los dueños de esos comercios son peores que los chóferes de buses que ingresan a la ciudad.

Reduzca el consumo de aire acondicionado, para no elevar el gasto de gasolina. Modere su velocidad. En carretera no sobrepase los 100/h, porque si aumenta la velocidad consume más combustible. Y no recargue su automóvil.

Inculque a sus hijos, nietos y sus propios padres, a sus compañeros de trabajo o estudio y a sus vecinos el respeto a la naturaleza y a la conservación del ambiente, para que las generaciones futuras puedan sobrevivir.

(El ecologista y misógino Gí¼ily Benejas le comenta a Romualdo: Si no fuera por el matrimonio, el hombre pasarí­a su vida pensando en que no tiene defectos, que es perfecto y que respeta los recursos naturales).