Contradicciones que duelen


Guatemala, no como territorio, sino como una población supuestamente regida por leyes que deben cumplirse, lamentablemente, es el paí­s de las contradicciones dolorosas. Son contradicciones también que nos permite reflexionar de las profundas desigualdades que nos aquejan y del infortunio de no tener dirigentes honestos y responsables que entiendan bien el significado espiritual de la palabra Patria.

Héctor Luna Troccoli

  Vea usted nada más. Tenemos el orgullo de tener,  ahora espiritualmente, a un Premio Nobel de Literatura, Miguel íngel Asturias, y sin embargo, poseemos los í­ndices mas altos de analfabetismo junto con Haití­; observamos como miles de niños en el área rural, con mucho sacrificio de ellos y sus padres, van a recibir clases caminando diariamente 8 o 10 kilómetros para llegar a una galera llena de lodo y moscas en donde un verdadero maestro comparte ese sacrificio con sus alumnos. Conseguir útiles escolares, refacción, un pequeño aliciente o que se les construyan escuelas mí­nimas, equipadas también con lo mí­nimo, es un sueño eterno e imposible que sólo se hace realidad en la propaganda gubernamental (de este y otros gobiernos).

   También en estas paradojas hirientes tenemos el orgullo de tener una Premio Nobel de la Paz, la señora Rigoberta Menchú, mujer e indí­gena para más orgullo, en tanto, después de una guerra sin sentido, impulsada por las dos grandes potencias, (Estados Unidos y la entonces URSS), que causó alrededor de 200 mil muertos y 36 años de ignominia, aún ahora, esa guerra se ha lanzado desbocada a través de bandas de criminales, desde mareros y ladrones, hasta el narcotráfico, que causa alrededor de 17 muertes diarias sin respetar sexo, edad o condición social.

   Pero, parece que nuestra tierra hubiese sido escogida por los dioses del mal, para seguir sufriendo hasta sacar el llanto. Observe usted a esos niños con piel escamosa, piernitas que son huesos cubiertos de una piel morena, una cabeza grande que apenas puede levantarse, ojos cansados de llorar que ven sin punto fijo, madres que los cargan como si fueran muñecos de trapo, con mocos colgando, con las costillas mostrando su debilidad, con boca reseca y sin poder siquiera absorber la leche materna… ¡Eso sí­ ahoga el alma!

    Y esto se da en todo el paí­s, pero particularmente en departamentos del Oriente donde se lucen ostentosas mansiones, vehí­culos y lujo, propiedad de narcotraficantes, diputados o caciques del pueblo, incluyendo a los alcaldes, precisamente, en los mismos lugares donde miles de niños están cerca de morir de inanición, si no es que ya han muerto de muchas maneras, porque a eso no se le llama vivir, en tanto los narcotraficantes se adueñan de esos territorios donde otros perecen. Sin embargo, nosotros no nos preocupamos. Yo sé que tendré que comer y que mi familia también e iré a hacer mi trabajo pasando frente a también lujosos y ostentosos lugares de diversión, casas lujosas, esquivando carros con guaruras que van custodiando como perros de caza a un funcionario o un ricachón de los que abundan en este paí­s, alejado lo suficiente de la pobreza y la incertidumbre de los demás.

   La cosa no se queda allí­. Los medios MUESTRAN realmente los imágenes de niños desnutridos, de la pobreza extrema, de la hambruna existente pero… ¿que hace el gobierno? Como siempre, nada efectivo, sino responder airadamente que no existe hambruna porque, según dice el Secretario de Comunicación Social, la hambruna solo existe  cuando un 10% de la población padece de desnutrición aguda y no crónica como bendito Dios, SOLO existe aquí­; el presidente Colom reta a los periodistas a que vayan a Jocotán y Camotán para que vean. Y los periodistas van y le traen al pueblo pruebas fehacientes. ¿Por qué? -me pregunto- en lugar de abrir nuevas confrontaciones entre el gobierno y la población, no se efectúan acciones concretas y rápidas para paliar la crisis a través de los tan mentados programas de seguridad alimentaria, de Cohesión Social, de Comedores Solidarios, de Mi Familia Progresa, de Desarrollo Rural, De Competitividad,  del ministerio de Salud, Educación, Agricultura y otros?. No, presidente, NO vamos por el camino correcto. Si fuera su asesor le dirí­a: «Salga y lance un mensaje a la nación en cadena nacional y diga cuáles acciones concretas se están realizando y están por realizarse, asignándole a cada Ministerio o institución gubernamental, tareas por cumplir, incluyendo al Ejército para que traslade ví­veres e insumos» Y su Vice, quien es un excelente profesional y me parece un hombre sensible, aparte de reconocer los problemas y visitar «las áreas afectadas» ¿qué hace?…

 Y aparte de ello, la iniciativa privada de alto nivel (las empresas mas pistudas pues), que siempre está prontas a evadir impuestos, a pisotear adversarios, a imponer criterios, a defender «sus» intereses, a ser la oligarquí­a consecuente con ellos mismos ¿qué hace?…

 No, Guatemala no se merece esto. Al ver las caritas y los cuerpos de estos niños que son ángeles de miseria, el corazón se me retuerce…..