Como un paréntesis agradable dentro de la propaganda política, como un espacio de tranquilidad dentro del bombardeo de los mensajes sin contenido de los partidos políticos en estos últimos meses, aparece UNESCO abanderando una campaña contra las armas, justo en un momento en que todo el mundo se involucra en el proceso de elecciones, como para retornarnos a pensar en la realidad de la violencia de este país e invitando que es necesario poner los pies en la tierra, pues a pesar de mensajes y promesas electorales, la violencia continúa sin parar en Guatemala.
Dentro de esta campaña contra las armas, se presentan algunos datos que merecen conocerse y reflexionarse serenamente. Según los mismos, en el mundo circulan alrededor de 700 millones de armas de fuego; que estas armas se fabrican en más de 1,135 empresas en 98 países; que cada año se producen 8 millones de armas nuevas; que por lo menos 60% de estas armas se encuentran en manos de civiles; cada año se fabrican a nivel mundial entre 10 a 14 miles de millones de balas; que cada minuto muere una persona alrededor del mundo por una bala y que un AK-47 puede disparar ráfagas de hasta 30 tiros en menos de tres segundos y que cada bala puede ser letal a distancias de más de un kilómetro.
Estos datos sólo presentan algunos indicadores sobre la industria de las armas, sobre lo letal que pueden ser algunas de las armas y ejemplifican la posesión de las mismas en civiles y luego destacan la ocurrencia de muertes por armas de fuego, seguramente existen más datos sobre el desenvolvimiento de la carrera armamentista, seguramente habrán más hechos vinculados a la muerte de personas por medio de armas de fuego, pero el punto crucial de la campaña es invitar a las personas que no usan armas e incluso a aquellas que lo hacen, que se detengan a pensar si efectivamente la violencia se detendrá con el uso de las armas, pues pareciera que la evidencia en la realidad muestra que con el uso de las armas la espiral de la violencia continúa exacerbándose y haciendo mayormente evidente, las secuelas de muerte, luto y terror en las familias guatemaltecas.
Justamente el lema de la campaña es: “Contra la violencia, yo no uso armasâ€, como para discernir sobre si el uso de las armas contra la violencia, genera una sensación de seguridad, como muchas de las personas que las usan creen, y si a partir de esta premisa se disuade o reducen los niveles de violencia. Pareciera que la realidad muestra que el uso de las armas más bien produce un incremento mayor de la violencia, en el país y que la portación de armas se ha vuelto tan común que ha derivado en el uso indiscriminado e irresponsable de las mismas.
Algunos datos de la propia campaña, permiten afirmar lo anterior. Cada dos horas muere un guatemalteco o guatemalteca por un disparo; cada dos horas es herida una persona en Guatemala por un arma de fuego; cada día muere de un disparo un niño o una niña en la Ciudad de Guatemala; una mujer es asesinada diariamente con un arma de fuego en Guatemala; el 80% de las muertes en Guatemala son causadas por un arma de fuego; entre otros datos de violencia.
Igualmente, se conoce que en Guatemala circulan alrededor de 800 mil armas y de este total únicamente están registradas aproximadamente 30% de las mismas; con ello no sólo se muestra el elevado nivel de armas que circulan en el país, sino además la irresponsabilidad en su registro, con lo cual se abona al nivel de impunidad existente en nuestro país.
Por ello, me uno a la campaña de “Contra la violencia, yo no uso armasâ€, buscando construir un ambiente de paz y derivar en un pensamiento alternativo a la violencia.