Contra el tabaco


Pese a las millonarias inversiones que realiza la industria del tabaco para controlar a los polí­ticos en todo el mundo, es evidente que ante la contundencia de las pruebas respecto al maligno efecto que tiene en la salud, en casi todos los paí­ses han tenido que ir adoptando polí­ticas para mantener espacios libres de humo, en donde los no fumadores no sean contaminados por quienes son presa del vicio del tabaco.


Guatemala es uno de los paí­ses en que menos se ha avanzado en esa materia debido a la veleidosa corruptela de nuestra clase polí­tica que hace que los que tienen la obligación de legislar para promover mejores condiciones generales de salud para la población vendan su alma por un plato de lentejas y de esa cuenta en nuestro paí­s seguimos todaví­a sin normas estrictas, mucho menos normas que se cumplan, relacionadas con los espacios libres de la contaminación venenosa del tabaco.

Es indudable que hay una campaña muy fuerte a nivel mundial para promover condiciones de salud entre la población que genera, al mismo tiempo, una inversión multimillonaria de la industria del tabaco para cabildear en defensa de sus propios intereses comerciales que ignoran y desprecian el efecto en la salud. Es más, en audiencias ante el Congreso de los Estados Unidos quedó probado que esa industria añadí­a elementos quí­micos a los cigarrillos para generar mayor dependencia de los fumadores a efecto de que no pudieran abandonar fácilmente el vicio. En Estados Unidos han adoptado medidas para impedir que continúe esa práctica, pero en otros paí­ses donde no hay mecanismos de control ni existe autoridad digna de tal nombre, la industria tabaquera puede seguir añadiendo lo que les venga en gana, aunque ello signifique un criminal agregado para asegurar que el fumador sea más y más adicto.

Hoy vemos al Vicepresidente de la República abanderando una campaña contra el tabaco para lo cual importa mucho su calidad de médico que ha tenido que tratar a muchos pacientes del corazón, órgano que sufre por efecto del tabaco más que lo que muchos creen al suponer que sólo los pulmones se dañan. Pero si bien es importante que el Vicepresidente apoye en el Dí­a Mundial Sin Tabaco, más importante serí­a que usara su influencia y autoridad profesional para convencer a los diputados para que Guatemala abandone su indolencia respecto al tabaquismo y que se legisle para prohibir de manera tajante, expresa y exigible, fumar en sitios públicos, incluyendo centros de trabajo.

Y es que frente a la insolente actitud del derroche de dinero para comprar conciencias, hace falta la voz sensata de la dignidad y bien se harí­a en pensar en quintuplicar, por lo menos, el impuesto a los cigarrillos.