Contexto económico difí­cil para Japón


Yasuo Fukuda, primer ministro japonés, renunció ayer a su cargo, dejando al paí­s en medio de una severa crisis polí­tica y a las puertas de una económica.

Al anunciar súbitamente ayer su renuncia, el primer ministro japonés, Yasuo Fukuda, sumó una crisis polí­tica a las amenazas económicas que acechan el paí­s, una situación peligrosa que los medios empresariales esperan sea de corta duración.


«Me sentí­ muy sorprendido por la renuncia súbita de Fukuda», aseguró anoche Fujio Mitarai, número uno del grupo de electrónica Canon, hablando en tanto que presidente de Nippon Keidanren, la mayor organización patronal de Japón.

Es «un poco irresponsable» de parte de Fukuda abandonar de esta manera su puesto, agregó ante la prensa un responsable de esta federación, sin embargo cercana al omnipotente Partido Liberal Demócrata (PLD, derecha), en el poder desde 1955 de manera casi ininterrumpida.

«Irresponsable»: el adjetivo también es mencionado por la prensa, y los lectores tienen una vaga impresión de «déjí -vu»: hace apenas un año, el predecesor de Fukuda, Shinzo Abe, designado primer ministro a los 52 años, fue vilipendiado de la misma manera por haber tirado la toalla sin anuncio previo.

Los empresarios expresaron entonces su cólera, apurados por ver en funcionamiento las reformas económicas y estructurales esperadas sobre el sistema impositivo, de jubilación, de cobertura social y de la administración.

En un año, la coyuntura económica ha empeorado y las reformas se han tornado incluso más urgentes.

«Deseo que se instale un poder para llevar a cabo las refomas necesarias a fin de combatir los numerosos problemas pendientes», insistió Mitarai.

Afectado por la crisis de los créditos inmobiliarios de riesgo en Estados Unidos («subprime»), Japón vio subir el valor de su divisa, el yen, frente al dólar, lo cual penalizó las exportaciones. Además, la demanda de Occidente cayó a raí­z de la desaceleración económica mundial.

Como todos los paí­ses, el archipiélago sufre también la disparada de la inflación a raí­z del alza del precio del petróleo, los alimentos de base y las materias primas, ya que carece de recursos naturales y depende casi totalmente de las exportaciones para su abastecimiento.

Los precios de las mercaderí­as suben, pero no los salarios de los japoneses. Y los márgenes de ganancia de las empresas, sobre todo las más pequeñas, disminuyen.

Las exportaciones y el consumo, dos de los tres principales motores de la economí­a junto a las inversiones de las empresas, se han desacelerado.

Japón registró un decrecimiento de 0,6% en el segundo trimestre en relación al trimestre anterior. Si esta situación se prolonga tres meses más, el paí­s entrarí­a en recesión por primera vez desde 2002.

Frente a esta amenaza, el gabinete de Fukuda acababa de anunciar un plan de medidas de emergencia para estimular la economí­a. Ahora corresponderá a su sucesor llevarlo a cabo.

El plan será implementado tal como estaba previsto, dijeron hoy los ministros de Finanzas y de Economí­a.

«No tendrí­amos un periodo de parálisis polí­tica, fue un solo dí­a», declaró a los periodistas el titular del ministerio de Economí­a, Comercio e Industria, Toshihiro Nikai.

El próximo primer ministro emergerá de las filas del PLD, y por tanto defenderá el plan, sostuvo su colega del ministerio de Finanzas, Bunmei Ibuki.

Los medios empresariales reclaman ahora un nuevo primer ministro con autoridad, no un hombre en busca de consensos, luego de que la oposición que controla el Senado hiciera todo lo posible por bloquear las decisiones de Fukuda.

«Hay montañas de problemas en Japón y en el mundo, es necesario que el paí­s salga rápidamente de esta crisis polí­tica», advirtió el presidente de la Cámara de Comercio e Industria, Tadashi Okamura.