La oposición conservadora ganó arrolladoramente hoy las elecciones de Australia, poniendo fin a seis años de gobierno del Partido Laborista y ganando a una ciudadanía desencantada por el impuesto a las emisiones de carbón, una economía débil y una inestabilidad política tras años de luchas intestinas laboristas.
CANBERRA / Agencia AP
El primer ministro Kevin Rudd llamó al líder de oposición Tony Abbott para admitir su derrota. «Puse todo mi esfuerzo pero no fue suficiente», dijo Rudd a sus copartidarios.
«Sé que los corazones laboristas están fuertes por toda la nación esta noche y como su primer ministro y como su líder parlamentario del gran Partido Laborista australiano, acepto mi responsabilidad», destacó Rudd.
La victoria de la coalición conservadora encabezada por el Partido Liberal se produce pese a la relativa impopularidad de Abbott, un católico de 55 años y becario Rhodes que ha tenido dificultades de conectarse con las mujeres votantes y que otrora era considerado «inelegible», tanto por sus opositores como por sus propios simpatizantes.
Sin embargo, los votantes estaban disgustados con los laboristas y con Rudd, después de seis años de lucha por el poder entre él y su ex colaboradora Julia Gillard.
Gillard, que fue la primera mujer en el cargo de primer ministro después de derrotar a Rudd en 2010, terminó perdiendo el cargo ante Rudd tres años después en una especie de golpe partidario.
El drama, combinado con la impopularidad de un impuesto a la contaminación de los usuarios de carbón, fue nefasto para la reelección de los laboristas.
El ex primer ministro laborista Bob Hawke responsabilizó la derrota del partido a su incapacidad de mantenerse unidos. «Esta es una derrota electoral del gobierno en vez de una victoria de Tony Abbott», destacó en declaraciones a Sky News.
Con más del 90% de los votos contados el sábado por la noche, la Comisión Electoral Australiana mostraba a los liberales que llevaban la ventaja con el 53% contra 47% de los laboristas. La coalición conservadora ganaba 91 escaños de la Cámara de Representantes de 150 miembros, mientras que los laboristas ganaban 54.
Abbott, que es el tercer primer ministro en tres meses, tratará de poner fin a un período de intensa inestabilidad política en Australia.
Abbott ha prometido abolir el impuesto al carbón en julio de 2014 — dos años después que fue aplicado y lo reemplazará con incentivos financiados por los contribuyentes para que los contaminadores tengan operaciones más limpias.
No está claro si Abbot logrará aprobar las enmiendas necesarias a la ley en el Parlamento, pero ha advertido que convocaría a elecciones si el Senado interfiere.