Conocimiento de campesino a campesino


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“Llegó aquí­ entonces la palabra, vinieron juntos Tepeu y Gucumatz, en la obscuridad, en la noche, y hablaron entre sí­ Tepeu y Gucumatz. Hablaron, pues, consultando entre sí­ y meditando; se pusieron de acuerdo, juntaron sus palabras y su pensamiento.” Popol Vuh, Libro Sagrado K’iche’.

Pablo Sigí¼enza Ramí­rez
pablosiguenzaram@gmail.com

 


Paulo Freire, pedagogo y revolucionario brasileño, en su libro “Extensión o Comunicación” advierte a los agrónomos sobre el peligro que implica acercarse a los agricultores con actitud de superioridad. Advierte que en los campesinos y campesinas hay un conocimiento por naturaleza  más cercano a la realidad del campo que en los contenidos que las escuelas y facultades de agronomí­a aportan a la formación de los agrónomos. Freire comunica en este libro el principio de que todos y todas sabemos un poco y que compartiéndolo todos sabremos más.  Bajo este principio funciona también la metodologí­a “de campesino a campesino”.
Compartir conocimientos entre iguales, entre agricultores, es una práctica milenaria y que se produce en todo el mundo.  Bajo la actividad básica de la palabra entre pequeños agricultores se fue desarrollando en un pequeño municipio del centro de Guatemala, la metodologí­a de campesino a campesino. En San Martí­n Jilotepeque está la mera mata de campesinos que durante más de 40 años han trabajado porque las prácticas agroecológicas se contagien como polen impulsado por el viento.  La metodologí­a se extendió durante los años 70 y 80 a paí­ses vecinos como México y Nicaragua, y posteriormente a decenas de paí­ses en el resto de América Latina, Asia y ífrica. En Nicaragua y Cuba su uso se masificó debido a su adopción por parte de organizaciones campesinas de carácter nacional. En la isla caribeña socialista son más de 100 mil familias campesinas las que intercambian saberes, tecnologí­as, prácticas agroecológicas, semillas y fuerza para seguir produciendo los alimentos que alimentan a su paí­s de forma sana y culturalmente pertinente.
El campesino se convence viendo y haciendo. La palabra compartida y la práctica vivencial hacen posible que se mejoren las prácticas agrí­colas; los testimonios de experimentación e investigación campesina, las exhibiciones y donaciones de semillas entre pequeños productores y productoras de distintas regiones y microclimas, y cualquier herramienta de transmisión de conocimiento son parte de esta forma de comunicarse.
Julio y agosto  de 2011 fueron el escenario temporal para la realización en Guatemala del II Encuentro Continental de Formadoras y Formadores Agroecológicos de CLOC-Ví­a Campesina. Organizaciones indí­genas y campesinas de América debatieron y se pronunciaron en contra del agronegocio y el capitalismo; a favor de la soberaní­a alimentaria; y por la lucha campesina organizada en defensa de la Madre Tierra y los territorios indí­genas. 
El encuentro continental reconoció el papel fundamental que puede jugar la metodologí­a de campesino a campesino si ésta no pierde su esencia polí­tica que en su génesis es revolucionaria. La producción y comunicación de conocimiento campesino es fundamental para alcanzar el objetivo que propone la Ví­a Campesina mundial para la agroecologí­a: campesinas y campesinos alimentando al mundo y enfriando el planeta.
No deja de ser paradójico y triste que siendo Guatemala el lugar donde se desarrolló la metodologí­a de campesino a campesino, apropiada hoy por otros pueblos del mundo, la sociedad, la academia y el gobierno la desconozcan e incluso la nieguen como posibilidad de construir soberaní­a alimentaria en este sufrido territorio.

Nota: Fotorreportaje del II Encuentro Continental de Formadoras y Formadores Agroecológicos en www.entrelamilpa.blogspot.com