Con la denuncia del «triunfo de la impunidad» del brutal asesinato de seis sacerdotes jesuitas y dos mujeres, la Universidad Centroamericana (UCA) y comunidades católicas han iniciado en San Salvador los actos para conmemorar el 20º aniversario del conmovedor crimen.
«Es el triunfo de la impunidad lo que ha prevalecido en estos veinte años que tenemos de conmemorar a nuestros mártires», resumió el director del Instituto de Derechos Humanos de la UCA, Benjamín Cuéllar.
Para el dirigente del área de derechos humanos, «si las nuevas autoridades no tienen el valor, la valentía política para investigar y encontrar responsables y sancionar como es debido para que nosotros podamos perdonar, será el triunfo total de la impunidad».
En tanto, este martes el presidente salvadoreño, Mauricio Funes, anunció que como «un acto de desagravio público» impondrá a los sacerdotes en forma póstuma el próximo 16 de noviembre la condecoración José Matías Delgado, la máxima distinción que otorga el país.
«Es una de las formas en que el gobierno de la República y particularmente el jefe de Estado, el presidente de la República hace un acto público de desagravio, es decir de reposición moral por los errores que como Estado se cometieron en el pasado, especialmente del asesinato de los sacerdotes jesuitas», exclamó Funes.
Durante los últimos 20 años, los sucesivos gobiernos de derecha rechazaron hacer un reconocimiento público a los extintos sacerdotes.
«Los homenajes y reconocimientos están bien, pero deben hacerlos con todas las víctimas. La orden Matías Delgado, y eso de qué les sirve a las víctimas de este país y no hablo sólo de las víctimas de hechos del pasado que siguen en la impunidad, hablo de las víctimas de la impunidad actual», resumió Cuéllar.
Más allá de una condecoración, el director del Instituto de Derechos Humanos espera que se cumplan recomendaciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) como: investigar a los autores materiales e intelectuales, juicio, sanción y reparación a las víctimas, y adecuar a estándares internacionales la amnistía de 1993.
El múltiple crimen fue cometido en el campus universitario en la madrugada del 16 de noviembre de 1989, cuando en el marco de una ofensiva guerrillera sobre la capital, efectivos del ahora proscrito batallón Atlacatl asesinaron a los sacerdotes hispanosalvadoreños Ignacio Ellacuría, rector de la UCA, y al vicerrector, Ignacio Martín Baró.
También fueron asesinados los sacerdotes españoles Segundo Montes, Amando López y Juan Ramón Moreno, el cura salvadoreño Joaquín López, la empleada doméstica Elba Ramos y su menor hija Celina.
El 27 de septiembre de 1991 fueron juzgados nueve militares por ese crimen, entre ellos el director de la Escuela Militar de San Salvador, coronel Guillermo Alfredo Benavides, que fue culpado de todos los crímenes .
A pesar de haber sido condenado a 30 años de cárcel, Benavides fue liberado el 1 de abril de 1993, tras promulgarse la amnistía que perdonó las atrocidades cometidas en la guerra.
Este martes, con un homenaje a Ignacio Martín Baró, quien estaría cumpliendo 68 años, se inicio la jornada conmemorativa, la cual tiene como lema «Todos los mártires y todas las víctimas viven hoy y nos llaman a la liberación».
Las autoridades de la UCA tienen previsto entregar el 13 de noviembre un doctorado honoris causa al congresista estadounidense James McGovern, quien incidió para se investigara a los militares, en momentos que éstos -para distraer la atención- culpaban del magnicidio a la entonces guerrilla izquierdista.