El conflicto de programación al coincidir un debate de candidatos presidenciales y un partido por los cuartos de final del torneo Clausura del fútbol mexicano se agudizó el martes en medio de acusaciones de complot y autoritarismo.
Las autoridades electorales programaron hace dos semanas que el primer debate de los candidatos para las elecciones del 1 de julio se realice el domingo próximo a las 20.00 horas.
Posteriormente, la Federación Mexicana de Fútbol decidió el lunes que un partido entre Tigres y Morelia por los cuartos de final se realice a esa hora. En consecuencia, se teme que el balompié le robe teleauditorio al debate.
El martes, el titular del Instituto Federal Electoral de México, Leonardo Valdés, deploró la decisión de algunas empresas televisivas de transmitir el partido y no el debate.
«Se trata de un mal mensaje», dijo Valdés. «Creo que está probado que esos partidos se pueden programar en otros horarios, que tradicionalmente los domingos se han programado en otros horarios, no en horarios tan tardíos».
Valdés afirmó que el IFE no reprogramará el debate, aunque el propietario de la segunda cadena más grande de México, TV Azteca, Ricardo Salinas Pliego, sugirió en Twitter que el partido ganará fácilmente la lucha por el «rating» (teleaudiencia).
«Si quieren debate, véanlo por Televisa (otro cadena de televisión), si no, vean el fútbol por Azteca. Yo les paso los ratings al día siguiente», escribió Salinas Pliego.
Valdés insinuó que las cadenas podrían estar todavía resentidas por la reforma electoral de 2007-2008 que obliga a las estaciones a transmitir propaganda electoral sin pago y como un servicio público, cuando antes podían cobrarle a los políticos esos espacios.
«Pues sí afectó sus intereses económicos», dijo.
El candidato izquierdista Andrés Manuel López Obrador, quien está más o menos empatado en segundo lugar según las encuestas, insinuó que algo siniestro estaba detrás de todo, más allá de la pasión por el fútbol, el deporte más popular en México.
López Obrador dijo el martes que al parecer las televisoras están restándole importancia al debate porque favorecen al puntero en las encuestas, Enrique Peña Nieto, quien tiene poco que ganar al debatir con los adversarios sobre quienes tiene una ventaja amplia.
«Si no transmiten el debate, va a quedar claro que las televisoras quieren imponer a Peña (Nieto) en la presidencia», expuso López Obrador.
Valdés dijo que aquellas estaciones que transmitan el debate serán eximidas de las normas del servicio público en la publicidad electoral durante el espacio del domingo. Agregó que los aficionados al fútbol verán una transmisión del partido salpicada con anuncios proselitistas.
Las redes sociales abundaron en críticas contra la decisión de TV Azteca. Uno de los comentarios dijo: «Salinas Pliego dio la respuesta: Sólo le importa el rating y que sus ventas sigan en aumento, la población informada qué?»
Salinas Pliego, como algunos otros usuarios de las redes sociales, describió el conflicto como un asunto en que la gente tiene la libertad de ver lo que desea.
«Este sí es un debate. Entre un grupito de twitteros autoritarios y los ciudadanos libres de votar por lo que quieren ver», dijo en Twitter.