Confí­an en sus socios


El presidente George W. Bush llegó ayer a Ucrania en el inicio de una gira europea con la que espera persuadir a sus socios de la OTAN para que enví­en más soldados a Afganistán y alcanzar un acuerdo con Rusia sobre el escudo antimisiles en Europa.


Más dudas tiene Bush sobre su capacidad para convencer a los miembros de la Alianza de aceptar la entrada en la organización de Georgia y Ucrania, a la que se oponen Rusia y una decena de paí­ses de la OTAN, encabezados por Alemania.

«Podrí­a ser. Tenemos esperanza», dijo a los periodistas el consejero estadounidense para Seguridad Nacional, Stephen Hadley, mientras Bush emprendí­a el viaje que lo llevará a Kiev y luego a la cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) que tendrá lugar en Rumaní­a del 2 al 4 de abril.

El avión de Bush aterrizó en un aeropuerto próximo a Kiev, primera escala de una gira que le llevará además a Bucarest, Croacia y Rusia.

Horas antes de la llegada de Bush, miles de ciudadanos se manifestaron en Kiev contra su visita y contra el ingreso de Ucrania a la OTAN.

Miles de personas convocadas por el Partido Comunista y diferentes partidos socialistas se reunieron al grito de «Fuck Bush», «Fuck OTAN» («A la mierda Bush»), en el centro de Kiev y quemaron un muñeco del presidente estadounidense.

«Washington penetra de manera cada vez más activa en el espacio postsoviético: Ucrania y Georgia son los dos mejores ejemplos», advirtió el ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, en la revista Izvestia.

Antes de iniciar su viaje, Bush se mostró cauteloso, asegurando que la decisión correspondí­a a la OTAN y que no se habí­a prometido el ingreso.

Sin embargo Hadley se mostró, una vez embarcados en el avión presidencial, más incisivo, estimando que el mejor modo de apoyar las pretensiones ucranianas y georgianas es otorgarles en Bucarest el estatus oficial de candidatos a entrar en la OTAN «y eso es lo que el presidente apoyará con firmeza».

La capital ucraniana está tomada por 5.000 policí­as y se ha aconsejado a la población no salir de sus casas y no acercarse a las ventanas con objetos que parezcan armas de fuego so pena de ser confundidos por francotiradores estadounidenses.

El martes Bush se entrevistará en Kiev con el presidente ucraniano, el pro-europeo Viktor Yuchenko, con la primera ministra, Julia Timochenko, y con el lí­der de la oposición pro-rusa, Viktor Yanukovich. De allí­ volará a Bucarest el miércoles por la mañana para participar en su sexta y última cumbre de la OTAN.

En la capital rumana, Bush tratará de persuadir a sus socios para que enví­en más soldados y medios en «la guerra contra el terrorismo» en Afganistán.

«Desde hace tiempo decimos que cada paí­s debe hacer más en Afganistán y creo que vamos a ver a algunos paí­ses haciendo más», pronosticó Hadley.

Tras la cumbre, Bush viajará a Croacia, desde donde se dirigirá el sábado a la localidad rusa de Sochi, a orillas del Mar Negro, donde mantendrá su última reunión con el presidente ruso, Vladimir Putin, quien termina mandato en mayo próximo y será sucedido por Dmitri Medvedev.

El tema estrella del encuentro será el proyecto estadounidense de un escudo antimisiles en Polonia y la República Checa y que provoca reticencias en el Kremlin.

La Casa Blanca espera que ambos lí­deres lleguen a entenderse. «Podemos. Lo esperamos, incluso si no llegamos a resolver todas nuestras diferencias», dijo Hadley.

«La defensa antimisiles podrí­a formar parte de los asuntos de cooperación entre Rusia y Estados Unidos», agregó.

El avión de Bush aterrizó en un aeropuerto próximo a Kiev, primera escala de una gira que le llevará, además, a Bucarest, Croacia y Rusia.