Confesión plena


Editorial_LH

Los reporteros de prensa se centraron en lo emotivo, en los esfuerzos de la señora Torres por soltar las lágrimas y en su queja sobre lo que sufre ahora que es, según ella, madre soltera. Fuera de los reporteros de La Hora, ninguno de ellos reparó en el único argumento legal que hizo la candidata y hoy, en la prensa matutina, no se recoge esa frase llamada a ser célebre.

 


“Yo no he eludido la norma. Simplemente me sustraje de encajar en su supuesto. La norma se refiere a quien lo sea, no a quien haya sido. Señores magistrados, yo no soy esposa de nadie”. Contundente afirmación que debe analizarse con detenimiento porque es la pieza clave de todo este enredo alrededor de la legalidad de su aspiración.
 
  No eludió la norma sino se sustrajo de ella, es en resumen lo que dice. El diccionario nos dice que eludir es evitar con astucia una dificultad o una obligación. Sustraerse es, según la Real Academia, separarse de lo que es una obligación. No hay que ser lingí¼ista para ver con cuánta claridad queda definido el panorama, puesto que frente al pleno de magistrados, incluyendo a quien es al dí­a de hoy su mandatario judicial, la señora Torres admitió que su divorcio fue para sustraerse de encajar en su supuesto, es decir, en la prohibición constitucional.
 
  No vemos cómo puede un Tribunal pasar por alto la confesión plena de la intención del divorcio. Se divorció para sustraerse de encajar en el supuesto de la prohibición constitucional y eso, precisamente, constituye el fraude de ley. No hay abogado que pueda ver las cosas de manera diferente. Si ella se queda con el lloriqueo y la apelación emocional a sus seguidores, no hubiera abonado nada al aspecto legal de su causa, pero al haber dicho ante el pleno que sí­, que se divorció para sustraerse de la prohibición constitucional, admite el fraude de ley en forma clara, categórica y contundente.
 
  Los asesores de la señora Torres no pestañearon cuando ella dijo esa frase, pero más de un magistrado alzó las cejas en gesto de sorpresa porque era obvio, evidente, que esa expresión estaba resolviendo toda duda, toda inquietud que pudiera surgir. Ciertamente su divorcio es un acto realizado al amparo de una norma totalmente válida y lí­cita. Pero realizado para perseguir un resultado prohibido, su inscripción como candidata presidencial, hace que se considere ejecutado en fraude de ley y no impide (aunque subsista el divorcio) la debida aplicación de la norma que se trató de eludir o de la cual se quiso alguien sustraer.

Minutero:
 Con la expresa confesión
 del divorcio y su intención
 serí­a un gesto muy raro
si conceden el amparo