CONFESIí“N CONYUGAL


Esposa mí­a, tú eres el sol que adorna el jardí­n de mi alma con las flores más bellas y fragantes.


Cuando están a mi lado los pájaros inician su vuelo más bello, y cantan una suave melodí­a que alegra el corazón.

Tú eres la tierra fecunda y vigorosa, y yo la lluvia fresca que cae dulcemente para que tus ramas se llenen de rosas nuevas y perfumadas.

El sentimiento crece y se hace inmenso con el pasar del tiempo, y el mundo palpita a la par de nuestros emocionados corazones.

Nuestro amor nos libera de falsedades y miedos, y nos convierte en dos estrellas que irradian una misma luz en el cielo infinito.

Tú eres el viento donde vuelo, la lluvia que me refresca y el sol que me da vida. ¡Tú eres todo para mi!