El gobierno egipcio y líderes religiosos condenaron hoy un ataque frente a una iglesia copta en El Cairo en el que murieron cuatro personas, incluida una niña de 8 años, en una creciente ola de agresiones contra la minoría cristiana del país.
El primer ministro Hazem el-Beblawi prometió que el atentado «no logrará sembrar las divisiones entre los musulmanes y cristianos de la nación». Calificó el acto de «frío y criminal» y se comprometió a que los autores serán juzgados.
El jeque Ahmed el-Tayeb, el clérigo de mayor autoridad de Al-Azhar, primer centro mundial de erudición suní, también condenó el «ataque criminal, contrario a la religión y la moral».
Los milicianos, que andaban en dos motos, rociaron de balas a los familiares que aguardaban a la novia frente a la iglesia de la Virgen María en el barrio cairota de Waraa el domingo por la noche y luego huyeron, dijo el abuelo Fahmi Abud, de 75 años.
«Es la voluntad de Dios», dijo Abud, con la vista clavada en el suelo entre sus pies. «Siempre nos atacan. Todos los días; ahora esto».
Fue el ataque más mortífero en varias semanas.
Los cristianos coptos constituyen el 10% de los 90 millones de egipcios, y los ataques a la comunidad han aumentado luego del golpe de estado del 3 de julio que derrocó al presidente islamista Mohamed Morsi.
El grupo de Morsi condenó el ataque y acusó a las agencias de seguridad de renuencia.
«Los lugares de culto son sagrados», dijo la Agencia Nacional de Apoyo a la Legitimidad y Rechazo del Golpe, y reclamó una investigación.
Aboud perdió a su hijo Samir, sus nietas de 8 y 13 años de dos hijas distintas y su cuñada Camilla. Siete de sus familiares resultaron heridos, de un total de 17.
Maurice Helmy, otro pariente, dijo que «nos hemos acostumbrado a la sangre. No hay nada nuevo. Quiero decirle a el-Sisi que lo amo, pero que deje de olvidarse de nosotros. Hemos llegado al límite».
Aludía al poderoso jefe del ejército, general Abdel-Fata el-Sisi, quien derrocó a Morsi.
Abud dijo que la ambulancia llegó una hora y media después del ataque, y la policía demoró aún más.
Los cristianos coptos se quejan de discriminación por parte de la mayoría musulmana del país. Más recientemente, acusan al gobierno de proteger sus iglesias de los ataques de activistas musulmanes.