Los jueces de un tribunal internacional de crímenes de guerra condenaron hoy al expresidente liberiano Charles Taylor a 50 años de prisión, tras declararlo culpable de apoyar a los rebeldes en Sierra Leona que asesinaron y mutilaron a miles de personas durante la brutal guerra civil de su país a cambio de diamantes.
El Tribunal Especial para Sierra Leona halló el mes pasado a Taylor culpable de 11 cargos de complicidad con los rebeldes que desataron una orgía de violencia durante una década que terminó en 2002 con más de 50 mil muertos.
El presidente del tribunal, Richard Lussick, dijo que los crímenes por los que Taylor fue hallado culpable eran de «suma gravedad en términos de escala y brutalidad».
El caudillo convertido en presidente, de 64 años, es el primer exjefe de estado condenado por un tribunal internacional de crímenes de guerra desde la Segunda Guerra Mundial.
Taylor cumplirá su sentencia en una cárcel británica. Empero, sus abogados seguramente apelarán y lo mantendrán en un reclusorio de La Haya durante meses.
La fiscalía dijo que entregó armas, municiones y otros pertrechos a cambio de «diamantes ensangrentados», extraídos utilizando mano de obra esclava.
«Las vidas de muchos más civiles en Sierra Leona fueron perdidas o destruidas como resultado directo de sus acciones», dijo Lussick.
Taylor no mostró emoción alguna al impartir Lussick el castigo, de hecho una condena a cadena perpetua.
La fiscalía pidió al Tribunal Especial para Sierra Leona que condenara a Taylor a 89 años de cárcel; sus abogados pidieron a los jueces una pena con esperanza de liberación antes de que muera.
Lussick dijo que una condena de 89 años habría sido excesiva ya que Taylor fue convicto de ayuda y colaboración y no participó directamente en las matanzas ni torturas.
«La situación especial del señor Taylor como jefe de Estado lo coloca en una categoría diferente de delincuentes a la hora de sentenciarlo», dijo Lussick.
En Sierra Lona, varios amputados que siguen aprendiendo a vivir con sus limitaciones años después de haber sido mutilados por los insurgentes que respaldaban a Taylor, aplaudieron la decisión de los jueces en La Haya.
«Nos hizo cosas malas», dijo Sento Thoronka, una amputada de 22 años, en referencia a Taylor, mientras cortaba maleza este fin de semana antes de ser anunciado el veredicto, usando sólo su brazo derecho. El izquierdo fue cercenado por la RUF, una práctica terrorista común del grupo, respaldado por Taylor, a cambio de diamantes obtenidos ilegalmente.
«Nadie puede decirme cosa alguna que me haga olvidar lo que hizo, porque cuando me miro me siento extraña. Nunca me sentí bien sobre eso», agregó.
En la capital liberiana de Monrovia, Suzanah Vaye siguió el proceso y ensalzó el veredicto. Su esposo fue muerto en los últimos días del gobierno de Taylor en el 2003. Fue visto por última vez en manos de la guardia pretoriana del mandatario.