La población guatemalteca pareciera que está condenada a tener funcionarios ladrones que sin empacho alguno, pudor, pena o temor, se dedican al desfalco de las arcas nacionales en casi todas las instituciones de la administración pública, con la complicidad de algunas autoridades superiores que «de hecho» avalan tal circunstancia porque algo «pellizcarán» del hueveo.
TODA REGLA TIENE SU EXCEPCIí“N. Pero… es el caso que en Guatemala, EN TODOS LOS PERíODOS GUBERNAMENTALES ha habido oscuros personajes que han desfalcado a las diferentes instituciones y/o dependencias públicas; recordamos el caso de las corcholatas durante el gobierno de Ydígoras Fuentes; por los años 60, los primeros casos de militares involucrados en negocios turbios; en los años 70, las adjudicaciones de lotes del BANVI exclusivos para áreas verdes y parques de la Colonia del Maestro en la zona 15 a familiares de los presidentes y empresarios privados.
En los años 80 se produjeron varios escándalos de funcionarios de los regímenes militares totalitarios, testarudos e ignorantes, algunos de ellos con la publicidad de NO ROBO, NO MIENTO Y NO ABUSO, sin embargo todos los negocios de Estado fueron realizados por familiares y/o «hermanos en Cristo»; mismos que impusieron en Guatemala nuevos precios en diferentes actividades comerciales, en especial del trabajo de impresión, ya que a «ellos» no se les regateaban los exorbitantes precios que cobraron al Estado.
Lo mismo sucedió durante la inauguración de los gobiernos civiles, se desató el hueveo de manera inmisericorde, tal los casos de los Sikorsky, Migración, Aviateca entre los conocidos, y ¿los que no?; luego el tiempo de Serrano Elías, el ex Presidente que inconsultamente junto con el canciller ílvaro Arzú reconocieron de manera estúpida y abusiva el territorio de Belice como independiente de Guatemala; varios familiares de Serrano entre ellos una de las actuales diputadas -de oficio censora de periodismo- viajaron a Europa durante casi un mes con gastos pagados; y el mismo Serrano que pretendió huevearse la Empresa Eléctrica por medio de testaferros.
Llegó Ramiro De León y de forma callada apañó el asunto de Autocasa; luego ílvaro Arzú como presidente instituyó los «fideicomisos», despojó al Banco de Guatemala de la calidad de ente depositario de los fondos nacionales y autorizó su traspaso a instituciones bancarias privadas. Con Portillo, los hueveos fueron ya más descarados al grado que la prensa nacional no pudo ocultarlos, IGSS; y ¿qué decir del gobierno del señor Berger, quien apañó los mega negocios de su ministra de educación?
Y ahora, con el «clavo» del Congreso, a principios de la gestión presidencial, ¿qué esperamos para dentro de un par de años?