Virsa Valenzuela Morales

Alejo Carpentier es uno de los escritores que cortaron de tajo una tradición realista y costumbrista en Latinoamérica, y nos involucró en el mundo mágico del continente. Cubano de nacimiento, coincidió con una generación de escritores que modificó la forma de escribir en español, junto a Miguel íngel Asturias, entre otros, por citar sólo un valioso ejemplo.

Pero la obra de Carpentier tuvo muchos matices y sus historias son infinitas. Así­ como en Asturias se puede encontrar los grandes referentes de las historias mesoamericanas, en Carpentier se puede encontrar la riqueza del mundo afrocaribeño.

Como buen cubano, supo rendir culto a la riqueza del lenguaje expresado en esa isla, y, por tanto, es considerado como uno de los primeros impulsadores del barroquismo cubano, tendencias que seguirí­an otros escritores como Guillermo Cabrera Infante, Severo Sarduy o José Lezama Lima, entre otros.

Además, Carpentier supo incorporar sus conocimientos en musicologí­a a fin de que la sonoridad de sus obras llegaran a niveles melódicos. Y es, probablemente, en «Concierto barroco» donde la musicalidad y las teorí­as lleguen a su punto culminante.

«Concierto barroco» es una gran absorción de la historia americana, vista desde la música. La historia da inicio en tiempos coloniales, en que un criollo y su sirviente afrodescendiente, parten de México hacia Europa. La musicalidad indí­gena está presente en este inicio del viaje, aunado con toda la pompa virreinal de la llamada, entonces, Nueva España.

Necesariamente, deben pasar por Veracruz, puerto mestizo que también da muestras de su musicalidad. En Europa, participan del carnaval, otro punto de algarabí­a y que da pauta a Carpentier a hacer estragos en la historia.

En cierto momento, los personajes están involucrados entre músicos «académicos» europeos, que ofrecen fragmentos de piezas clásicas, sobre todo de Bach. Sin embargo, el sirviente negro los distrae, ya que toma un tambor, y los «envenena» con su ritmo.

La historia transcurre, dentro de un aura surrealista, y sin saber cómo ni por qué, el narrador conduce a lo largo de la historia, desde el clasicismo musical europeo, hasta el jazz de Nueva Orleáns.

El narrador utiliza técnicas que fueron admirables para su tiempo. Los personajes tení­an la capacidad de cambiar; sólo de esa manera se explica que pudieran sobrevivir desde la Colonia hasta pleno siglo XX.

La intención del narrador es conducir por una historia musical, la cual utiliza como simbolismo para explicar la historia de América, pero, sobre todo, en su formación mestiza, o, dicho en terminologí­a musical, barroca.

El barroco es el acaparamiento de recursos por temor al vací­o. Es una definición inexacta, pero que puede servir para explicar el término en este libro. Desde que inicia, se puede apreciar que el libro valora las expresiones musicales barrocas, que retoman elementos de todos lados para crear un concierto único, como la ópera de Montezuma que refieren en el libro, que se retomó un referente mexicano dentro de una expresión occidental.

Y, así­, se puede ir explicando una historia del mestizaje americano a través de la música. Por ello, es que la novela culmina con la exaltación del jazz de Louis Armstrong. El jazz es la confluencia de varias expresiones musicales, y por tanto es mestizo y barroco a la vez. Por temor al vací­o, el jazz permite la improvisación a fin de ir llenando espacios, en una estructura musical que, a pesar de ser rí­gida, casi no es notable ante el barroquismo.

Tanto Carpentier como Asturias y José Marí­a Arguedas, fueron los tres grandes novelistas del mestizaje americano; cada uno explicó -o mejor dicho noveló- sus apreciaciones con relación a su región de origen: el Caribe, Mesoamérica y la región de los Andes, respectivamente.

Y «Concierto barroco» es una de las mejores novelas que mejor lo reflejan. Como sugerencia, este libro hay que leerlo en voz alta, para apreciar la sonoridad que tiene.