Cuando se planteó la ley del Consejo Nacional de Atención al Migrante Guatemalteco (Conamigua), éste se presentó como el mecanismo para dar respuesta a las necesidades del 15% de nuestra población que se encuentra en el extranjero, la mayor parte en Estados Unidos. Por ello, cuando la ignorancia y/o arrogancia de las autoridades llevan a que los migrantes sean ignorados o marginados en lo relativo al Conamigua, no cabe esperar sino su más profundo fracaso, cada día más evidente.
Los problemas han sido múltiples desde el primer momento. La Ley fue hecha a la carrera y con intereses políticos partidistas de por medio, viéndose las remesas y los eventuales votos de los migrantes como un apetitoso botín. Pese a las exigencias planteadas por los migrantes, particularmente la Red por la Paz y el Desarrollo de Guatemala (RPDG), aunque se reformó la Ley aun antes de que fuera implementada, no se admitió a ningún migrante en el flamante nuevo Consejo Nacional y no se admitió el voto individual de los migrantes para elegir a sus representantes ante el Consejo Asesor. La democracia funcional está ausente.
Posteriormente han sido un fracaso las elecciones para el Consejo Asesor, porque el Ministerio de Relaciones Exteriores (Minex) ha insistido en un procedimiento que no solamente es antidemocrático, sino que absolutamente inconstitucional. Al Ministro y a sus Viceministros se les ocurrió la peregrina idea, que no está en la Ley, de que solamente las organizaciones de migrantes registradas oficialmente en Estados Unidos podían proponer candidatos y elegir a los representantes. Ojo Corte de Constitucionalidad: con base a ley foránea limitan los derechos de los nacionales.
Esto ha llevado al rechazo del proceso electoral. En Nueva York, en donde docenas de organizaciones se relacionan periódicamente con el Consulado, y han respondido siempre que ha habido tragedias en el país, solamente tres «eligieron» a los «representantes». En Chicago y en Los íngeles se negaron a realizar la elección la primera vez que se intentó. Al tratar la semana pasada de realizarlas nuevamente, sin cambiar el procedimiento, en Chicago, en donde también hay docenas de organizaciones guatemaltecas, se «eligieron» personas con tres votos, y en Los íngeles más de 40 organizaciones dignamente se negaron a la elección, en defensa firme de sus derechos. La única solución posible es la rectificación de todo el proceso y el funcionamiento transparente del Minex, lo cual parece ser imposible de lograr.
Lo peor de todo es que el Conamigua no funciona del todo. No es ejecutivo, no informa, no tiene recursos, no toma iniciativas y, para colmo, ignora los planteamientos de los migrantes. Ha llegado el momento de cuestionarse, seriamente, si es el Minex el que debe dirigir la política con relación a los migrantes. Dos gobiernos, Berger y Colom, han ubicado el tema en un Viceministerio. En ambos casos, las fallas y carencias son enormes. Es tiempo de que Colom, si quiere recuperar su prestigio, muy menoscabado actualmente, con las comunidades guatemaltecas en el extranjero y sus familias en el país, vuelva con su idea original de una Secretaría Específica del Migrante. Quizás entonces empecemos a ver que el Estado guatemalteco finalmente responde.