Con un ojo en el monedero


Una pancarta muestra su rechazo al BID en sus 50 años, en una protesta en Medellí­n. FOTO LA HORA: AFP RAíšL ARBOLEDA

El dólar fuerte, derivado de la crisis mundial, obligó a varios paí­ses de América Latina a intervenir para proteger sus monedas y creó tensiones por brotes proteccionistas, temas que estarán en la agenda de la asamblea del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) que comienza el viernes.


Paí­ses como Brasil, México y Argentina se han visto obligados a destinar abundantes recursos en los últimos meses para evitar devaluaciones bruscas, frente a la escasez de la divisa estadounidense.

Al mismo tiempo crecen las voces de lí­deres regionales que piden sustituir al dólar como moneda de referencia en el comercio intrarregional.

La más fuerte, sin duda, la del presidente brasileño Luis Inacio Lula da Silva, quien hace dos semanas, al recibir al presidente uruguayo Tabaré Vásquez, planteó «acelerar la discusión sobre el uso de monedas locales en nuestro comercio bilateral y regional». Brasil ya prescindió del uso del dólar en su comercio con Argentina.

Los brasileños han pagado una factura costosa para proteger al real ante la actual crisis. A modo de ejemplo, solo entre septiembre y noviembre de 2008 el gigante sudamericano utilizó 46.000 millones de dólares en esa tarea.

En Argentina, el banco central también ha debido intervenir regularmente en el mercado para administrar una devaluación gradual. El peso se depreció 2,8% en lo que va de marzo y 5,9% en 2009.

Más dramática ha sido la desvalorización del peso mexicano, cerca de 50% desde septiembre. El banco central de ese paí­s ha usado 19.331 millones de dólares para evitar el desplome de la moneda.

«La propuesta de Lula de sustituir al dólar en el comercio intrarregional para nada es descabellada», dijo a la AFP el salvadoreño Oscar Chacón, que asiste a la asamblea de organizaciones no gubernamentales, alterna a la reunión del BID en Medellí­n, 400 km al noroeste de Bogotá.

«Las conversaciones sobre la idea de una sola unidad monetaria regional ya han comenzado y ello podrí­a facilitar una integración económica real, consolidar ambientes más estables y fortalecer los espacios de coordinación», añade Chacón, director de la Asociación de Comunidades Latinoamericanas y Caribeñas (NALACC, por sus iniciales en inglés).

Pero la aplicación de la receta de prescindir del dólar no está exenta de fricciones, como lo demuestran Brasil y Argentina, enfrentados por la decisión de Buenos Aires de imponer licencias a unos 1.200 productos importados.

La semana pasada Lula y su homóloga argentina, Cristina Kichner, intentaron limar asperezas entre los dos principales miembros del Mercosur, el acuerdo comercial que integran además Paraguay y Uruguay.

«El principal impacto para el bloque se filtra por el canal comercial», señaló la consultora argentina Ecolatino en su análisis más reciente sobre el efecto de la crisis mundial en el Mercosur.

Por su parte el presidente de Ecuador, Rafael Correa, cuyo paí­s se dolarizó en marzo de 2000, también ha reclamado a sus vecinos Colombia y Perú por la devaluación de sus monedas en 30% y 12%, respectivamente.

Quito restringe desde enero el ingreso de 650 productos para corregir su balanza de pagos, lo que originó protestas de sus socios de la Comunidad Andina de Naciones (CAN).

Correa admitió la posibilidad de «ir a una moneda regional», aunque como «una solución a mediano y largo plazo». Otro entusiasta de la sustitución del dólar, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, incluso ya propuso en noviembre un nombre para la moneda regional: el Sucre.

Para el economista colombiano, Daniel Libreros, de la Universidad Nacional en Bogotá, todo ello ocurre porque la crisis mundial «anima a los paí­ses de la región a buscar otras alternativas para financiarse, una de ellas la moneda común y otra la creación de un banco del Sur».