El rápido envejecimiento de la población mundial llevará a un aumento de los casos de Parkinson, desafiando los sistemas sanitarios en las próximas décadas, alertaron el viernes los expertos con motivo del Día Internacional de esta enfermedad.
La creciente incidencia del Parkinson y otras enfermedades neurodegenerativas se traducirá así en una carga suplementaria para las redes informales sanitarias, que ya se encuentran saturadas, indicaron.
En muchos países, los pacientes tienen una sobredependencia de los servicios de asistencia voluntaria, debido a «una falta de recursos institucionales apropiados, consistentes y asequibles», indicó Mary Baker, presidenta de la Sociedad Europea de la Enfermedad del Parkinson.
Con el envejecimiento de la población, «el coste será astronómico para las naciones si no se toman acciones inmediatas», advirtió Baker.
Paralelamente, el Día Internacional de la Enfermedad del Parkinson persigue este año desmentir muchas creencias erróneas que se tienen sobre este mal, que afecta a 6,5 millones de personas en el mundo.
Los aquejados de lo que James Parkinson, el doctor inglés que diagnosticó por primera vez esta enfermedad, llamó «parálisis temblorosa» se sienten a menudo rechazados por sus movimientos descontrolados o confundidos con personas bajo la influencia del alcohol y las drogas.
Los síntomas incluyen rigidez muscular, dificultad para iniciar movimientos, falta de equilibrio y lentitud en las acciones voluntarias.
«En el mundo actual, es necesario moverse rápidamente, comunicarse a través del lenguaje corporal y de las emociones», comenta el psiquiatra francés Philippe Nuss, del hospital Saint Antoine de París. «Y el Parkinson ataca precisamente estas tres áreas», resume.
Para Marie Vidhaillet, neuróloga del hospital parisino Pitié Salpetrií¨re, vivir con esta enfermedad es como el clima inestable de marzo, con una secuencia impredecible de días buenos y malos.
«Tienes que aprender a vivir con ello sin sucumbir», explica.
El Parkinson se debe a la muerte de las neuronas que producen dopamina, un neurotransmisor químico que regula, entre otras cosas, el movimiento del cuerpo.
Algunos medicamentos compensan esta falta de dopamina, pero son imperfectos. Aunque también existen tratamientos de neurocirugía, éstos sólo resultan eficaces en un 5% de los casos.
Otras de las ideas erróneas que envuelven este mal es que se trata de una enfermedad que padecen sólo las personas mayores, según Vidhaillet.
Al menos el 10% de los enfermos en Francia tiene menos de 45 años, pero «muchos médicos no piensan que se trate de Parkinson si el paciente» tiene esa edad, agrega.
«En nuestra sociedad, donde nadie tiene derecho a envejecer, esta enfermedad está doblemente estigmatizada», lamenta Vidhaillet.