Iker Casillas, el portero de la selección española, hizo honor el domingo en Viena a su apodo de «San Iker» cuando realizó dos paradas en la serie de penales contra Italia, en cuartos de final de la Eurocopa, en una jornada histórica para su equipo.
«Iker para nosotros es Dios», afirmó el lateral izquierdo de la selección española, Joan Capdevila, tras la victoria por penales contra Italia (4-2) en un partido que terminó sin goles. El jugador del Villarreal se hacía simplemente eco del pensamiento de una afición que le ha santificado.
Pese a la tranquilidad que transmite el portero, su madre, María del Carmen Fernández, no pudo soportar la tensión y perdió el conocimiento antes de la sesión de penaltis.
No sabía que su hijo iba a acabar con el maleficio de superar los cuartos de final y derrotar a Italia por primera vez en una Eurocopa o Mundial.
Casillas, que siempre pierde en los concursos de penaltis de la selección española con Pepe Reina y Andrés Palop, segundo y tercer porteros y auténticos especialistas del tema, se exhibía ante la mirada de Gianluigi Buffon, su ídolo, al que derrotaba en su duelo particular.
Ahora tras dejar atrás varios fantasmas y maleficios, España jugará en semifinales, el jueves contra Rusia en Viena, un equipo al que ya derrotaron por 4-1 en la primera fase.
«Teníamos esa guerra interna con el tema de los cuartos, pero por fin, superamos la barrera. Ahora seríamos ingenuos si creemos que vamos a ganar a Rusia de forma fácil por haberle metido cuatro en la fase de grupos», afirmó Casillas tras el partido contra Italia.
Casillas, a sus 27 años, sumó ante Italia una razón más para convertirse en un icono de la selección española, con la que quiere ganar la Eurocopa, ya que sólo falta un título con el equipo nacional a su impresionante palmarés.
«Quiero ganar la Eurocopa, pero hay que ir paso a paso. Ni España era tan mala antes ni tan buena ahora. Ni yo soy el héroe ahora y el villano mañana. Hay que ser equilibrado en este sentido», afirma el guardameta, que cae bien entre aficionados y prensa española por su humildad y sentido común.
«No me gusta que me elogien, yo no soy San Iker ni San nada. Tampoco un galáctico, soy de Móstoles (periferia de Madrid). Cuando se gana, ganamos todos», señala.
Casillas, ganador esta temporada 2007-2008 del Trofeo Zamora, que premia al guardameta que recibe menos goles en la Liga española, sumó otro galardón a su impresionante palmarés, en el que hay dos Ligas de Campeones y una Copa Intercontinental con el Real Madrid, un Campeonato de Europa Sub-16 con España en 1997 y un título mundial Sub-20 en 1999.
En esos dos triunfos con la selección española juvenil, como contra Italia en la Eurocopa, se mostró decisivo con sus paradas de penaltis, primero en la final europea Sub-16 contra Austria y segundo en cuartos de final del Mundial Sub-20 contra Ghana, deteniendo lanzamientos decisivos desde los 11 metros.
Luis Arconada y Andoni Zubizarreta, los dos grandes porteros que le precedieron en el arco de la selección española, sólo tienen elogios para un chico que cae bien tanto a aficionados por su humildad y disponibilidad.
«Es un extraordinario guardameta que cada año mejora. Mantiene la calma, tiene grandes reflejos y sale muy bien. Estoy seguro que batirá records. El ser una persona humilde, le ayudará», dijo Arconada, meta de la selección entre 1977 y 1985.
Zubizarreta, que tiene el récord de partidos internacionales con España (126), piensa lo mismo que Arconada.
«Un jugador como él, al que nadie le quita el puesto pese a la gran competencia que tiene, es simplemente grande», dijo el ex portero del FC Barcelona.
Contra Italia, Casillas sumó su partido 80 como internacional, en los que encajó 47 goles. Si todo transcurre con normalidad batirá el récord de Zubizarreta.