Con récord de desempleados


Los miles de despidos anunciados en los últimos dí­as en Europa y en Estados Unidos confirman que la crisis en el mundo laboral está lejos de terminarse y pese a las señales de reactivación de la economí­a registradas en 2009, el año acabará con una cantidad récord de desocupados.


En España, presentada durante mucho tiempo como un modelo para el empleo, la desocupación sigue en aumento y, en un contexto de recesión que comenzó a fines de 2008, podrí­a alcanzar el 20% de su población.

Según datos oficiales conocidos el miércoles, el número de desempleados en España aumentó en octubre en 98.906 personas con respecto a septiembre, y se eleva a 3.808.353 de personas sin empleo, según el Ministerio de Trabajo.

En Gran Bretaña, el Royal Bank of Scotland anunció el lunes 3.700 despidos a partir de la primavera boreal próxima. Un dí­a después, el mayor banco europeo, HSBC, anunció la supresión de 1.700 empleos en el Reino Unido en 2010.

Más allá del sector bancario -en el centro de la crisis financiera que comenzó hace más de un año-, la sangrí­a de empleos seguirá en la industria en el marco de «planes de ahorro», si se tienen en cuenta los anuncios hechos en la última semana.

El constructor automovilí­stico Ford cerrará en 2011 una de sus fábricas en Canadá y suprimirá 1.400 empleos. El grupo estadounidense de farmacia y productos de higiene Johnson and Johnson suprimirá 7.000 empleos en todo el mundo. En el sector del equipamiento telefónico, Nokia Siemens Networks, filial del grupo finlandés Nokia y del alemán Siemens, prevé suprimir entre 4.500 y 5.800 empleos en todo el mundo.

El aumento del desempleo, progresivo desde el inicio de la crisis de los créditos hipotecarios de riesgo (subprimes) que se desaceleró en los últimos meses, sigue siendo un desafí­o mayor para los gobiernos, pese a que están apareciendo las primeras señales de una débil recuperación económica.

Los planes de reactivación puestos en marcha por los paí­ses del G20 -las veinte economí­as industrializadas y emergentes más importantes del mundo- «crearán o salvarán» hasta 11 millones de puestos de trabajo en 2009, pero no impedirán que el desempleo alcance a nivel mundial un récord de 241 millones de personas, según la Oficina Internacional del Trabajo (OIT).

En Estados Unidos, donde el viernes se conocerán las cifras del desempleo correspondientes a octubre, el presidente estadounidense Barack Obama admitió el lunes que la primera economí­a del mundo seguirá perdiendo empleos en los próximos meses a pesar de haber salido de la recesión, debido al plazo que debe transcurrir entre la recuperación de la actividad y la del empleo.

En septiembre, el desempleo alcanzó en Estados Unidos el 9,8%, un récord desde 1983. Los economistas estiman que en 2010 superará el 10% y ahí­ permanecerá por cierto tiempo. Según la Reserva Federal estadounidense (Fed), la tasa «real» de desempleo es más elevada aún.

Aunque Japón salió oficialmente de su recesión más profunda desde la Segunda Guerra Mundial, la segunda economí­a mundial registró en julio un desempleo del 5,7%. Las condiciones en el mercado del trabajo seguirán siendo negativas.

En Europa, a diferencia de España, Alemania registró en octubre un recorte de la desocupación gracias al desempleo parcial subvencionado por el gobierno.

Sin embargo, recién podrá hablarse de una real recuperación económica cuando el desempleo registre una verdadera baja, ya que este problema pesa en el consumo, motor de la actividad en muchos paí­ses.

Para que «el desempleo baje» habrá que esperar «de ocho a 12 meses», según el director general del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn.

«Inclusive a un ritmo más lento, el desempleo seguirá aumentando. La situación es frágil. Es importante no detener de golpe las medidas de respaldo al mercado laboral y centrar los esfuerzos en el empleo y en la protección social», afirmó a la AFP Raymond Torres, director del Instituto Nacional de Estudios Sociales de la OIT.

Sin esas medidas, «podrí­a haber una recaí­da de la economí­a como en los años 30, pero también riesgos polí­ticos», consideró Torres.