Huehuetenango, Quiché, San Marcos, Sololá, Totonicapán, Alta y Baja Verapaz, poblaciones diversas con problemas comunes: salud, empleo, educación, seguridad, agricultura, minería y emigración.
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Así se resume el efecto de la pobreza y pobreza extrema que mantiene en jaque a la población y las autoridades locales en dichos departamentos, rotulados como los sectores de pobreza de Guatemala más resaltantes en la primera década del siglo XXI.
El subdirector de la Secretaría de Planificación de la Presidencia (Segeplan), Mario Pivaral, dio a conocer que en los próximos días divulgarán esa información sobre calidad de vida y hacia dónde deben ser dirigidos los recursos económicos del Estado.
Según el funcionario, la crisis llegó a esos departamentos porque la gente depredó los suelos en un lapso de dos años. Terreno óptimo para agricultura, que ahora necesitan hasta 200 años para su recuperación.
«Entonces la gente se ha quedado con tierras que no son aptas para sembrar, ha venido una expulsión de habitantes hacia otros lugares que son las áreas marginales de las cabeceras departamentales», indica Pivaral.
El más excluido
Walter Félix, diputado por Huehuetenango, dice: «Sí hay tierra pero lamentablemente está el mismo fenómeno que nos afecta a nivel nacional, las mejores tierras, las más fértiles, las más planas está en posesión de pocas manos, mientras la gran mayoría del campesinado de Huehuetenango vive en minifundios».
Belleza escénica
Rodolfo Salazar, parlamentario por Sololá, comenta que las necesidades son generales, no es que sea por región. Se ve que hay fuerte desempleo, problemas de salud y falta de oportunidad en la educación media y estudios superiores.
«Somos un país turístico y agroforestal. Deberían existir carreras enfocadas a esos temas, pero vemos que no nos adaptamos a la realidad del país (…) Guatemala es un país de belleza escénica incomparable que no ha sido explotada», dice Salazar.
Ignorancia, el cáncer
Marvin Orellana, legislador por Alta Verapaz, considera que la pobreza y pobreza extrema son multicausales. Que la ignorancia mata a los guatemaltecos en general y que su departamento es el primer lugar en analfabetismo.
Los campesinos siembran su minifundio y apenas producen dos quintales de maíz que venden al final por Q 200, pero no incluyen el costo de siembra hasta la tapisca y menos incluir la mano de obra de la esposa o los hijos, analiza.
«Alta Verapaz es capaz de producir oxígeno, ecoturismo, turismo, industria forestal, pero la gente es tan pobre que ignora, porque no tiene acceso a la educación, ni a la salud que es primordial para que eso ocurra», subraya Orellana.
Dice que es cierto que por la pobreza las personas ocupan las áreas marginales de Cobán y las condiciones de vida son similares a las del Mezquital y otras áreas marginales de la capital.
Potencial sin infraestructura
Similar a la costumbre de la población de Quiché, por falta de tierra para sembrar, muchas familias campesinas, principalmente de San Miguel Chicaj, Rabinal y Cubulco emigran para vender su fuerza de trabajo temporal en el corte de caña y corte de café en la Costa Sur.
Esos traslados interrumpen los ciclos de educación de los niños, lo que fomenta el analfabetismo o la educación parcial, que no le servirá al niño para prosperar en el futuro, comenta el diputado por Baja Verapaz, Mario Linares.
«Por falta de carreteras en Purhulá, Cubulco y en el embalse de la presa de Chixoy, donde se necesita un puente, se desperdician áreas potenciales para la producción de granos básicos. Actualmente para salir del lugar con alguna cosecha se debe hacer al lomo humano, porque ni bestias de carga pueden entrar al sitio», refiere Linares.
Otra controversia es la actividad minera de yeso y barita, porque hay pocos cumplimientos a las medidas de mitigación de riesgos. O el ejemplo de la explotación de bosques donde las empresas madereras sólo desgastaron los caminos, pero no hubo compensación para el departamento, denuncia.
Latifundios y emigración
«Los ocho municipios de Totonicapán están en extrema pobreza. La pequeña extensión de tierra sólo cuenta con minifundios, que no permiten tener suficiente alimento para las familias numerosas, características en ese departamento», subraya Julio Felipe Tzul Tzul, representante de ese distrito electoral.
Relata que con los Tratados de Libre Comercio, los mercados de artesanías no se abrieron y por eso la gente sigue emigrando a Estados Unidos y España. «Â¿Cómo le hacen? No me pregunte, por favor», aclara Tzul Tzul.
Otras causas que deprimen la economía en Totonicapán, es que los 48 cantones históricamente han sobrevivido de la fabricación de trajes típicos, la alfarería y la carpintería, pero los altos costos de las materias primas, la madera o los hilos para tejer, por ejemplo, impiden la producción competitiva, señala el diputado.
Según cifras del último Censo Nacional, XI de población y VI de habitación, efectuado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en 2002. Seis años después los datos podrían ser mayores.
– Huehuetenango: cuenta con 31 municipios, 846 mil 544 habitantes, 196 mil 257 viviendas;
– Quiché: 21 municipios, 655 mil 510 habitantes, 140 mil 46 viviendas;
– San Marcos: 29 municipios, 794 mil 951 habitantes, 177 mil 946 viviendas;
-Sololá: 19 municipios, 307 mil 661 habitantes, 62 mil 890 viviendas;
– Totonicapán: ocho municipios, 339 mil 254 habitantes, 75 mil 502 viviendas;
– Alta Verapaz: 16 municipios, 776 mil 246 habitantes, 149 mil 996 viviendas;
– Baja Verapaz: ocho municipios, 215 mil 915 habitantes, 52 mil 980 viviendas.
íreas económicas y empleos que genera la Cámara del Agro con 50 años de existencia.
Emplea a dos millones de personas en las actividades bananera, hulera, Agexport sección agrícola, Ganaderos del Suroccidente, Asociación del Café, Asociación de Azucareros, Cámara de Lecheros, Criadores de Ganado Brahman, cultivadores de palma africana y cañeros del sur.
Actualmente se cierne la preocupación por los más de 37 mil guatemaltecos deportados en los últimos meses y la pérdida de más de 70 mil empleos por crisis en algunas industrias, entre finales de 2007 y principios de 2008.
Durante la última negociación con la Unión Europea, en Bruselas, Bélgica se pronunció que «La cooperación que necesita este país no es para menguar el hambre de inmediato, sino para crear las condiciones necesarias para que resolvamos la hambruna a largo plazo y de una vez por todas», aseguró Carlos Enrique Zúñiga de la Cámara del Agro.