Con ocasión de los 65 años de La Hora


  La ansiosa o serena búsqueda de la verdad ha sido una constante histórica que ha ocupado al hombre en el devenir de los tiempos. La Prensa y los periodistas, que registran las palabras y los hechos de los individuos y las sociedades, en su permanente intento por averiguar y establecer la naturaleza de los acontecimientos y la esencia y forma de la voluntad del hombre, también pretenden encontrar en el significado y la trascendencia de la noticia, una aproximación a aquella misma verdad humana.

Eduardo Villatoro
eduardo@villatoro.com

   La Prensa y los periodistas, al asumir la ingrata o feliz responsabilidad de presentar las cotidianas transformaciones que impulsan los cambios en los escenarios de la vida de los pueblos, se convierten en espontáneos e involuntarios cronistas cotidianos, al relatar el conjunto de contenidos informativos que cada dí­a constituyen una novedad y que siempre hacen referencia a la realidad del presente.

   La Prensa es uno de los mejores recursos de los pueblos para ejercer sus derechos y asumir sus responsabilidades, pues es el medio idóneo que ofrece una visión amplia y objetiva de los problemas que agobian a una colectividad y de los anhelos que añaden alas a sus sueños.

   Si la verdad es un atributo imprescindible de la noticia, aunque a veces hipotético, también es inherente a la Prensa la responsabilidad social, porque la información es mucho más que el producto de una industria, de  manera que la noticia no es una mera mercancí­a, como aducen ciertos periodistas neoliberales, sino que constituye un fenómeno trascendente en la vida de los pueblos, y de ahí­ que un diario como La Hora puede enunciar con propiedad y autoridad ética y cí­vica que es tribuna, no mostrador, como lo fundamentó el bien recordado don Clemente Marroquí­n Rojas, y lo continuaron elevando como enseña sus herederos durante 65 años, ahora bajo la guí­a de Oscar Clemente, quien, para mí­, es uno de los paradigmas del periodismo libre e independiente en la comunidad guatemalteca..

   Porque para que la trascendencia -a la que me refiero lí­neas atrás- se profundice, es ineludible ejercer el derecho a la libertad de expresión, sin más limitaciones que la legí­tima norma jurí­dica, aunada al precepto moral de la conciencia y de la autorregulación, en el entendido de que la Prensa -sobre todo en el caso de los diarios impresos- es predominantemente un instrumento de ilustración que apela al sentido crí­tico del lector, quien, en lo que respecta a La Hora, no es puramente un objeto de la información, sino un sujeto interactivo en el intricado proceso de la creación y fortalecimiento de la opinión pública, y por ello mismo nace y se robustece la consigna de este vespertino de ser un diario comprometido con el pueblo.