Saber que a la escuela primaria y a la familia les compete cultivar las fuerzas físicas, intelectuales, afectivas y morales del escolar.
Que el Estado y las entidades privadas dictan los planes para educarlo en el hablar, a leer y escribir, el vocabulario, las letras, la aritmética, y la cultura física. Que la buena educación ininterrumpida inclina al alumno a atender sus emociones adaptándolas a su desarrollo intelectual, integral.
Que la educación es una actividad vital de seres vivos, de acciones y reacciones recíprocas.
Que en los hechos pedagógicos, hay sensibilidad, sensaciones y religiones distintas, tareas y castigos moderados al alumno para apoyar su entusiasmo y su permanencia.
Que debemos contribuir todos a no parar las labores por ningún motivo.