Luego de la aprobación de las leyes tributarias, ahora es necesario que se aprueben, y con mayor sentido de urgencia nacional, las leyes relacionadas con el combate a la corrupción, puesto que de lo contrario estaríamos dando un cheque en blanco demasiado grande a los sectores políticos del país y eso no lo podemos hacer sabiendo lo que ha ocurrido en todos los gobiernos que hemos tenido en las últimas décadas.
El Gobierno demostró que tiene suficiente respaldo en el Congreso como para aprobar en una sola lectura y con dos tercios de los votos, la modificación tributaria para dotar al Estado de recursos en mayor cantidad. Si tuvieron esa mayoría para ese fin, la tienen que alcanzar, a como dé lugar, para aprobar leyes significativas que ayuden a combatir la corrupción. Nos parece que sería en extremo contradictorio que ahora disminuyera el interés del Ejecutivo por articular una gran plataforma legislativa en cuestiones que son realmente fundamentales porque si sumamos lo que se aumentará en el ingreso de la caja fiscal, más lo que se dejaría de perder por la corrupción, estaríamos hablando de la mayor oportunidad en la historia para destinar recursos a la inversión social que el país necesita.
Ciertamente esas leyes no son garantía contra la corrupción porque ya sabemos que “hecha la ley, hecha la trampa”, pero es que sin esas leyes ni necesidad tienen de hacer trampa los sinvergüenzas porque tienen el arca abierta para lo que se les pueda antojar. Con una contraloría tan complaciente que el gobierno de Colom hasta le duplicó el sueldo a la Contralora como premio a su actitud de mono sabio, de no ver, no oír ni hablar, tanto durante su gestión como en revisiones posteriores, no podemos esperar que haya cambio alguno en el comportamiento de los funcionarios. Sin una norma que castigue el enriquecimiento ilícito, imposible esperar que se le tenga miedo a un sistema judicial que además de inepto, no tiene leyes para castigar a los pícaros.
En La Hora sostenemos que mucho más importante que la reforma fiscal es la reforma de las leyes contra la corrupción y siempre dijimos que esas tenían que ir primero. El Gobierno, agobiado por su necesidad económica, se ha puesto plazo de un mes más para aprobar esas leyes y nos aterra pensar que la podredumbre del Congreso volverá a hacer de las suyas y que mediante tácticas dilatorias, todos los diputados logren postergar indefinidamente la aprobación de esas normas vitales para el futuro del país pero que, lastimosamente, serían contrarias a sus intereses económicos.
Minutero:
Aunque sea con gazapos
que aprueben las leyes pendientes;
si no, son muchas las gentes
a las que nos vieron cara de papos