Una de las cosas que más recuerda con nostalgia «La Gata Negra», es la época en que las arenas de lucha libre de Guatemala se llenaban a más no poder en cada presentación sobre el cuadrilátero.
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En la actualidad, el decaimiento de la asistencia en las arenas es notorio, pues cada vez son menos los guatemaltecos que acuden a presenciar un espectáculo de pelea.
Aún así, para Ana María Azurdia, La Gata Negra, no es imposible volver a experimentar la efervescencia de la época dorada de la lucha libre en el país.
A continuación, La Hora Deportiva transcribe de manera textual la entrevista que sostuvo con esta leyenda nacional.
¿Cómo fue su inicio en la lucha libre?
Fue en 1979, cuando trabajaba en el desaparecido Diario El Gráfico y estaba a cargo de la revista Lucha.
La demanda de la revista comenzó a bajar y para tratar de salvar su caída total, se nos ocurrió (con Don Carlos García Urea) promover la lucha libre de mujeres.
Entonces comencé a entrenar lucha con Juan López, alias el Corsario Dos y mi debut fue en la desvanecida arena Coliseo La Florida.
Como mi trabajo periodístico era entrevistar a varios luchadores mexicanos, me relacioné con varios de ellos, entre los que destacaron Santo el enmascarado de Plata, Huracán Ramírez, Rayo de Jalisco, entre otros.
¿Cuáles han sido sus mayores satisfacciones como luchadora?
Conviví ni más ni menos con el Santo, pero mi sueño era conocer a su hijo, y gracias a mi amigo Jesús Arellano, mi deseo se cumplió.
¿Qué es lo que más añora del pasado?
Al público, porque en ese entonces la afición sabía lo que era la lucha. Se hacían grandes colas en las arenas. Se filmaron películas en Guatemala sobre la lucha. Los luchadores de todas las arenas del país son mis amigos, pero lamentablemente existe mucho la envidia, tratamos de votar a la arena que esté bien parada. Debemos de apoyarnos unos con otros para que el antaño de este deporte vuelta a resurgir.