Con año y medio de retraso


Carga. Vista aérea del Airbus A380, en el momento de ser cargado en el Aeropuerto Internacional de Sydney. Este modelo de avión realizó hoy su primer vuelo comercial con pasajeros. (AFP / La Hora)

Con año y medio de retraso en la entrega, el primer ejemplar del avión gigante Airbus A380, de la compañí­a Singapore Airlines, aterrizó hoy en Sidney proveniente de Singapur en su primer vuelo comercial.


El avión de lí­nea más grande de la historia despegó del aeropuerto de Changi, en Singapur, a las 18:16 de ayer (hora de Guatemala), y aterrizó en Sidney a la 1:23 (hora de Guatemala).

«Es un honor para nosotros contar con ustedes a bordo de este primer vuelo comercial. Relájense y disfruten de este vuelo», declaró poco después del despegue el piloto y comandante Robert Ting, entre los aplausos de los pasajeros.

Con un menú a base de caviar, magret de pato con cerezas negras o vaca en wok con pimienta de Java, preparado por dos chefs a bordo, todo regado con un champán Dom Pérignon Rosado 1996, los 455 pasajeros de este vuelo inaugural fueron mimados.

Los pasajeros del vuelo SQ380, cuyos billetes fueron subastados en lí­nea y recaudaron 1,3 millones de dólares para obras de beneficencia, no repararon en gastos.

El cliente más generoso, Julian Hayward, un británico residente en Sidney, pagó 73.000 euros por dos suites en primera «para participar en este dí­a histórico», indicó antes del despegue. Hayward ocupaba la mañana del jueves el asiento 1A.

Thomas Lee, llegado de California, que vivió hace 37 años el vuelo inaugural del Boeing 747, un avión que «representaba ya un enorme avance», indicó que «con el A380 vivimos esta vez un inmenso paso adelante».

Este vuelo marca el final de una larga espera para Singapore Airlines y para Airbus, que postergó año y medio la entrega de su aparato por problemas de industrialización, en particular del ensamblaje de los cableados eléctricos. Las dificultades pusieron en evidencia la falta de integración entre los diferentes componentes de Airbus y condujeron a la simplificación de la dirección franco-alemana de su casa matriz, EADS.

En este primer ejemplar, Singapore Airlines optó por una versión lujosa y espaciosa, configurada sólo con 471 asientos. En disposición estándar, el super-jumbo, destinado a desafiar al 747 del norteamericano Boeing (que vuela desde 1970 y está dotado en su versión ampliada con 450 plazas) puede transportar 525 pasajeros y hasta 853 en versión chárter.

«Estamos a punto de escribir un hito en la historia de la aviación», declaró Chew Choon Seng, presidente de Singapore Airlines, poco antes del despegue del gigante.

Los vuelos regulares entre Singapur y Sydney empezarán el domingo. El A380 volará luego entre Singapur y Londres a partir de febrero, y Japón figura como el próximo destino, según responsables de la compañí­a.

El avión totaliza al dí­a de hoy 189 encargos firmes y compromisos de compra de 16 clientes, principalmente del Golfo, Asia y Europa.

Las esperanzas comerciales del A380 se fundan en el desarrollo de los enlaces entre grandes aeropuertos. Boeing apuesta en cambio por los vuelos directos con su futuro avión de largo alcance Dreamliner B787, cuya fecha de puesta en servicio acaba de ser atrasada seis meses, hasta diciembre de 2008.

Un total de 13 aviones A380 deben ser entregados el año que viene, 25 en 2009 y 44 en 2010. La segunda unidad será entregada a principio de 2008, también a Singapore Airlines. Las compañí­as Emirates, de Dubai, y la australiana Qantas empezarán a recibir aparatos en el verano de 2008.

Debido a los atrasos y a los costos suplementarios, el umbral de rentabilidad del programa pasó de 270 a 420 unidades al precio de catálogo de 319,2 millones de dólares.

Airbus afirma que su futuro gigante de los aires será «el avión más rentable del mundo» con un coste de explotación por asiento inferior en un 15% a 20% al B747.

Champaña, caviar y cama

Champaña, caviar y una verdadera cama en primera clase: los 455 pasajeros del primer vuelo comercial del avión gigante A380 de Singapore Airlines vivieron con lujo «esta nueva página de la historia de la aviación» entre Singapur y Sidney.

Tras un retraso de 18 meses en la fecha prevista de entrega, el primer ejemplar del avión de lí­nea más grande de la historia, que despegó del aeropuerto de Changi en Singapur a las 08H16 locales (00H16 GMT) y aterrizó menos de ocho horas después en Sidney.

Entre los pasajeros del vuelo SQ380, cuyos asientos subastados en lí­nea recaudaron 1,3 millones de dólares para obras de caridad, William Leong desembolsó 55.000 dólares (38.000 euros) para viajar con siete miembros de su familia en la clase más lujosa.

Con su padre de 91 años, ocupa una de las 12 suites que ofrece el «superjumbo», y que incluye un sillón de un metro de ancho, reclinable en varias posiciones sentado y acostado.

«Es una verdadera cama. Me hundí­ dentro», confí­a Julian Hayward, un británico que vive en Sidney y desembolsó el precio más caro, 73.000 euros por dos suites en primera, «para participar en esta nueva página de la historia de la aviación», según indicó antes del despegue. Hayward ocupaba el jueves de mañana el lugar 1A.

De color beige y marrón, estas suites, pequeñas cabinas individuales, poseen una pantalla plana individual de 58 cm que permite mirar una pelí­cula o navegar en internet. Colmo del lujo, las cabinas del medio se convierten en una cama doble para los pasajeros que vuelan en pareja, y cada uno dispone de un televisor.

«Estoy impresionado», dijo Thomas Lee, proveniente de California. Invitado para la ocasión por Singapore Airlines, vivió hace 40 años el primer vuelo del Boeing 747. «El 747 era mucho más ruidoso, los motores aquí­ son muy silenciosos», afirmó.

Antes de recibir su certificado, que atestigua haber participado en este vuelo histórico, los pasajeros degustaron los delicados manjares preparados por los dos chefs a bordo.

Tras colas de langosta como entrada, regadas con champán Dom Pérignon rosado cosecha 1996 y foie gras a la sartén, los pasajeros de las suites podí­an optar por un magret de pato rostizado u otros platos de inspiración asiática, entre ellos carne de vaca al wok con salsa de pimienta de Java.

En clase económica, figuraban en el menú róbalo de Chile a la salsa de ajo y churrasco al vino tinto. Un champán Charles Heidsieck despertaba las papilas, seguido por vinos australianos y alemanes.

«No lamento haber pagado el precio», confió Leong. «El servicio está a la altura», estimó.