Seis meses después de que Líbano fuera escenario de una terrible guerra entre la milicia del Hezbolá e Israel, representantes de cerca de 40 países se reunirán mañana en París para suministrar un nuevo paquete de ayuda financiera a Beirut y dar su apoyo al actual gobierno, cada día más debilitado.
Para el anfitrión de la conferencia, el presidente francés Jacques Chirac, será un encuentro de «solidaridad y de esperanza» con el que se quiere beneficiar a todos los libaneses, más allá de sus diferencias políticas o religiosas.
Junto al mandatario francés se reunirán en París la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, el Alto Representante europeo de Política Exterior, Javier Solana, el presidente del Banco Mundial, Paul Wofowitz y ministros de Relaciones Exteriores de España, Brasil, Alemania, Italia y otros países.
«Deseo que este encuentro sea un éxito (..) Líbano necesita urgentemente ayuda y pedimos a la comunidad internacional que aporte este apoyo», pidió Chirac.
Con una deuda pública que representa más del 180% de su riqueza nacional, el gobierno libanés se encuentra prácticamente en la bancarrota. Sus problemas financieros se remontan a años atrás y la guerra del pasado mes de julio sólo agravó la situación e hizo que en este momento, Beirut tenga serios problemas para financiar por ejemplo la presencia de sus soldados en el sur del país.
En la conferencia se tratarán tres grandes cuestiones: el impulso de la economía, la mejora de las condiciones de vida de los libaneses y la forma de reequilibrar las cuentas públicas.
Se trata de la tercera reunión internacional celebrada en París en los últimos años con el fin de auxiliar a Líbano. Los organizadores no lanzaron ninguna estimación sobre la cantidad que aspiran a reunir el jueves pero en la pasada reunión del estilo, celebrada en la capital francesa en 2002 se reunieron 2.400 millones de dólares.
En esta ocasión la urgencia es todavía mayor ya que a la destrucción de infraestructuras y ciudades provocada por la guerra, que dejó más de 1.200 muertos libaneses, ha seguido el aumento de la inestabilidad política.
Desde el asesinato del ex primer ministro Rafic Hariri, en 2005, en este pequeño país, donde las heridas de la guerra civil de 1975 a 1990 siguen sin cicatrizar, Francia y Estados Unidos por un lado y Siria e Irán por otro, luchan por imponer sus intereses.
El resultado es que en este momento, el gobierno del primer ministro Fouad Siniora, apoyado por los occidentales, vive una gravísima crisis y los participantes en la conferencia de París saben que tan urgente es la ayuda financiera como el apoyo moral o político a este ejecutivo.
La oposición a Siniora, liderada por la milicia chiíta del Hezbolá con el apoyo de Siria e Irán, pide la renuncia del gobierno actual y rechaza cualquier plan de saneamiento económico. Desde la dimisión en bloque en noviembre de los ministros prosirios del Ejecutivo, las instituciones están paralizadas.
El martes, una huelga convocada por este movimiento de oposición prosiria dejó un saldo de tres muertos y 130 heridos. La comunidad internacional manifestó su preocupación ante esta jornada de violencia y pidió a Siria que «no interfiera» en los problemas libaneses, que no se resolverán «en las calles», en palabras del ministro francés de Relaciones Exteriores, Philippe Douste-Blazy.
La Comisión Europea anunció hoy que ofrecerá una donación de 400 millones de euros (unos 520 millones de dólares) para la reconstrucción de Líbano, durante la conferencia que se celebrará mañana en París sobre ese país.
Con esta promesa, la ayuda de la Unión Europea a Líbano se eleva a 500 millones de euros desde mediados de 2006, cuando se inició el conflicto entre Israel y el movimiento chiíta Hezbolá que devastó al territorio libanés.
Bruselas ya había liberado 107 millones de euros en ocasión de la conferencia de donantes de Estocolmo de agosto de 2006.
En la conferencia del jueves en París, la Comisión anunciará que «su contribución total se elevará a 500 millones de euros desde el inicio del conflicto».