Los países de la Liga Arabe y de América del Sur celebraban este martes en Doha la segunda cumbre de su historia con el compromiso de redoblar la cooperación para afrontar la crisis y desarrollar una alternativa económica sur-sur.
En el encuentro participan los 22 miembros de la Liga Arabe y los 12 países de Sudamérica.
Ocho jefes de Estado sudamericanos representan a sus países. Son la chilena Michelle Bachelet, el venezolano Hugo Chávez, el boliviano Evo Morales, la argentina Cristina Kirchner, el paraguayo Fernando Lugo, el brasileño Luiz Inacio Lula da Silva, el de Surinam, Runaldo Ronald Venetiaan y el de Guyana, Bharrat Jagdeo.
Por parte árabe, asistían el líder libio Muammar Kadhafi, el presidente sirio Bachir al Assad, el de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas y el presidente sudanés Omar el Bechir, buscado por la justicia internacional por crímenes contra la humanidad y a quien Chávez expresó un apoyo fervoroso.
La cumbre se inauguró con los discursos de Bachelet y Lula, en calidad, respectivamente, de presidenta del UNASUR (Unión de Naciones Suramericanas) y de coordinador regional del ASPA (América del Sur-Países Arabes).
Bachelet -que horas antes había sido objeto de duras críticas de Chávez cuestionando su progresismo y presentándola como una amenaza a la unidad suramericana-, pidió un frente común ante la crisis.
«Debemos aprender de los errores que se cometieron en las crisis anteriores y demostrar a los millones de ciudadanos y ciudadanas de nuestros pueblos, que los países sudamericanos y árabes estamos caminando juntos», sostuvo.
Por su parte, Lula dijo que «el mundo estará atento para saber si América del Sur y los países árabes son capaces de tomar medidas que eviten que la crisis financiera se transforme en un terremoto social y político».
«Ningún país conseguirá superar la crisis con medidas aisladas. Sin solidaridad y espíritu de cooperación no pondremos en práctica acciones colectivas y ordenadas indispensables», agregó.
Lula avisó también que «las medidas de estímulo de las economías no deben redundar en prácticas proteccionistas».
Finalmente, el presidente brasileño hizo referencia a la cuestión palestina: «no puede ser que después de tantos de años de negociaciones, frecuentemente interrumpidas (…) no tengamos aún un Estado palestino».
Las horas previas a la cumbre estuvieron dominadas por unas declaraciones de Chávez y por las reuniones bilaterales.
El presidente venezolano acusó a la Corte Penal Internacional de doble rasero, por pedir el arresto de Bechir pero no el del ex presidente estadounidense George W.Bush -«vayan a buscarlo, es un genocida»- y criticó a Bachelet por invitar a Viña del Mar, a la cumbre de líderes progresistas, a representantes del gobierno estadounidense y el británico, «Â¡dos representantes de los imperios!».
«Creo que eso pone en peligro la unidad suramericana», sostuvo.
Chávez mantuvo encuentros con su par boliviano, Evo Morales, con Kadhafi, con el presidente libanés Michel Suleiman y con el sirio Al Assad, informó la presidencia.
Por su parte, la presidenta argentina Cristina Kirchner se reunió con el paraguayo Fernando Lugo, con el que abordó la conclusión de la represa de Yacyretá, y con el presidente palestino Abas.
En el caso de Lula, el encuentro que tenía previsto con Kadhafi no se pudo realizar «por problemas de agenda» de los dos líderes, explicó la cancillería brasileña.
La cumbre acabará alrededor de las 17H00 GMT con la adopción de la Declaración de Doha, que abordará desde la situación de los palestinos al contencioso britanico-argentino por las islas Malvinas.