La consigna es «shop until you drop» (comprar hasta no dar más): tras el día de Acción de Gracias, se inauguró ayer en Estados Unidos la temporada de compras de las fiestas de fin de año.


Con rebajas espectaculares, la furia de gastar largó como todos los años con el «black friday» o viernes negro, así llamado porque los comercios pasan a menudo en un solo día del «rojo» de las pérdidas al «negro» de las ganancias.
Se esperan 138 millones de clientes en las tiendas, más que el año pasado, y los expertos de la Asociación estadounidense de distribución (NRF) aseguran que cada familia gasta en promedio 690 dólares, o sea diez más que en 2009.