Todo parece una película de terror acerca de cómo termina nuestra sociedad, luego de años de gobiernos que no tomaron las decisiones adecuadas en su oportunidad.
Poca atención en la producción de petróleo nacional, con el cuento de que este era de baja calidad.
Negligencia en la construcción de más hidroeléctricas.
Mala supervisión en el subsidio entregado a los transportistas, provocando que se distorsionara el servicio colectivo, en manos de los pilotos.
Descuido de la producción de alimentos para consumo interno, por darle prioridad a la exportación.
Hasta que nuestros dirigentes, no le den prioridad a la atención de los guatemaltecos, la situación continuara empeorando.
Y no se vale seguir endeudando al país, con préstamos del FMI, BID y BM.