El Fondo Monetario Internacional (FMI) anunció ayer que la crisis financiera global afectará el crecimiento económico durante al menos siete años y sugirió que la implementación de reformas estructurales pueden ayudar a reducir el daño.
«Las pérdidas en el crecimiento a mediano plazo son significativas luego de una crisis. Siete años después de la misma, el crecimiento declinó cerca de un 10% en promedio», afirma el Fondo, destacando que existen variaciones sustanciales entre los países analizados.
Economistas de la institución llegaron a tales conclusiones en un capítulo de informe Panorama Económico Mundial (WEO por su sigla en inglés), divulgado como avance de la reunión anual del Fondo en Estambul, Turquía, a principios de octubre.
«Como es usual, las crisis bancarias tienen un impacto en el nivel de crecimiento pese a que el mismo eventualmente se recupera. Menor empleo, inversión y productividad contribuyen a pérdidas sostenidas», dijo el FMI.
Los expertos del Fondo observaron 88 crisis bancarias en las últimas cuatro décadas en diversos países.
Los efectos duraderos de las crisis bancarias resultan del declive del crecimiento en sus inicios, seguido de un debilitamiento de la inversión y el empleo.
«El Producto per cápita no se recupera a su nivel anterior a la crisis porque el capital por trabajador, la tasa de desempleo y la productividad no mejoran hasta siete años después», agregan.
«En su mayoría, las implicancias de nuestro análisis son serias para las perspectivas a mediano plazo de las economías que sufrieron crisis recientes».
Las pérdidas asociadas de capital, empleo y de productividad pueden perdurar en el tiempo, «dejando una huella prolongada en la capacidad productiva de estas economías», escribieron los analistas del Fondo.
El informe WEO completo, que incluye las previsiones de crecimiento económico, será divulgado el 1º de octubre, poco antes de la reunión anual del FMI en Estambul entre el 6 y el 7 de octubre.
Para mitigar los efectos de las crisis a mediano plazo, los expertos del FMI sugieren políticas macroeconómicas domésticas proactivas en el corto plazo.
«Existe además alguna evidencia del papel beneficioso de las políticas de reforma estructural junto a condiciones globales favorables. Sin embargo, todavía queda mucho por aprender sobre los procesos e interacciones que conducen a un fuerte crecimiento».
La institución integrada por 186 países llamó a acelerar las reformas para compensar las pérdidas del Producto Interno Bruto (PIB) y la capacidad de construcción de infraestructura.
«El crecimiento combinado de las economías que actualmente se encuentran en medio de una crisis financiera equivale a cerca de la mitad del PIB real de los países desarrollados y un cuarto del PIB mundial. Esto sugiere que es poco probable que el crecimiento real en las economías avanzadas vuelva a sus niveles precrisis, que fue la experiencia de las economías emergentes tras la crisis de la deuda en los años 80», indican.
El capítulo del WEO salió a luz en vísperas de la cumbre del G20, jueves y viernes próximos en Pittsburgh (Pensilvania, noreste de EEUU).
Recibidos por el presidente estadounidense Barack Obama, los líderes de países desarrollados y en desarrollo discutirán la respuesta a la peor recesión global en seis décadas, además de una reforma del sistema financiero mundial.