Cómo se recuerda al lí­der


Félix Loarca Guzmán, periodista, sociólogo y columnista de La Hora, colaboró muy cercanamente con Manuel Colom Argueta y nos comparte sus recuerdos para describir cómo era Colom Argueta. Además, Loarca presentará este lunes en Musac su libro «Asesinato de una esperanza», donde aportará valiosa información sobre la vida y muerte de este lí­der.

Redacción La Hora
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«No es una tarea sencilla hablar acerca del licenciado Manuel Colom Argueta» por la diversidad de actividades que enmarcan su vida, dice Loarca, pero comienza describiéndonos que «Colom Argueta era un hombre sencillo, de baja estatura, pero de gran corazón.

Era un amigo muy leal y sincero. Le gustaba mucho la lectura y la actividad deportiva, especialmente el básquetbol. Desde niño era notorio su talento extraordinario. Destacó por su facilidad como orador, cualidad que le despejó el camino para llegar a ser considerado uno de los grandes dirigentes polí­ticos de la época contemporánea.

En la década de 1970 sobresalí­a como el máximo lí­der de la oposición. Con su extraordinario liderazgo y carisma, además de sus dotes para hablar en público, logró estructurar uno de los partidos de masas mejor organizado en Guatemala, el Frente Unido de la Revolución, FUR, el cual fue inscrito el 15 de marzo de 1979, o sea siete dí­as antes de su trágico fallecimiento».

Dice que «algunos analistas polí­ticos como Mario Solórzano Martí­nez (q.e.p.d.), militante del Partido Socialista Democrático, llegaron a la conclusión que la muerte de Manuel Colom Argueta fue el precio que tuvo que pagar por la inscripción de su partido polí­tico, el FUR».

«La verdad es que hablar o escribir sobre la vida y el pensamiento del licenciado Manuel Colom Argueta no es una tarea sencilla por la enorme cantidad de actividades de este abogado», expresa Loarca y agrega que «fue excelente en todo como hijo, como hermano, como esposo, como padre de familia, como amigo, como jefe, como estudiante de primaria, como estudiante de secundaria, como universitario, como estudiante de posgrado, como deportista, como amante del arte, de las letras y todo lo relativo al espí­ritu».

Explica que «también fue un apasionado de la ciencia, de la filosofí­a, de la técnica, de la pedagogí­a y también de la polí­tica. Era de espí­ritu alegre y entusiasta. Fue un enamorado de su pueblo. Tení­a la seguridad que la lucha del pueblo le llevarí­a a su liberación».

Además refiere que «la historia lo recuerda con justicia como el mejor Alcalde Municipal que ha habido en Guatemala durante la época contemporánea. Su obra fue gigantesca. Como ejemplos, basta mencionar dos de sus proyectos monumentales: la construcción del anillo periférico y la construcción de los grandes colectores que debajo de las calles de la capital llevan las aguas negras. Manuel Colom Argueta decí­a que estos colectores son los verdaderos cimientos sanitarios de la ciudad de Guatemala».

HOMBRE IDEALISTA

Loarca explica que «en primer lugar hay que señalar que a pesar de la crí­tica malévola de sus adversarios polí­ticos que lo calificaban de comunista, él no era tal cosa. En un artí­culo reciente que publicó en el diario La Hora don Ricardo Rosales Román, quien fue el último Secretario General del Partido Guatemalteco del Trabajo, PGT, o Partido Comunista, dice claramente que Manuel Colom Argueta no era comunista. Sin embargo, yo que fui uno de sus colaboradores cercanos, puedo dar fe que aunque no era comunista, habí­a estudiado el marxismo a profundidad. Uno de sus textos favoritos fue El Partido y la Revolución del autor italiano Antonio Gramsci. El licenciado Colom Argueta siempre se definió como socialdemócrata».

«Mi amigo, el fallecido periodista Macrino Blanco Bueso, quien fue profesor de Literatura de Manuel Colom Argueta en el Instituto Nacional Central para Varones de la ciudad de Guatemala, me contó una vez, que su talento no tení­a lí­mites. í‰l lo describí­a como un caballero, un polí­tico fuera de serie. Era amigo de los trabajadores y amigo del pueblo. Era progresista, honorable, emprendedor y miraba hacia el futuro. Comprendí­a las necesidades del pueblo. Se sentí­a y era parte de ese mismo pueblo. Macrino comentó que sin temor a equivocaciones, él estaba seguro que si los criminales de ese tiempo no lo hubiesen ejecutado, Manuel Colom Argueta hubiera subido las gradas del Palacio Nacional, cargado en hombros por el pueblo de Guatemala, pues sin ser candidato, era indiscutible que podí­a ganar las elecciones presidenciales en forma abrumadora».

«Manuel Colom Argueta pensaba que los guatemaltecos estábamos en condiciones de construir nuevas alternativas de progreso basadas en la justicia y la libertad. Decí­a que la libertad debí­a inspirar el proceso polí­tico histórico de Guatemala, para que por medio de ella fuera posible resolver su problemática económico-social».

Además de abogado, dice que «el licenciado Colom Argueta realizó estudios de posgrado en Europa en el campo de la planificación urbana. Eso explica por qué es considerado como el mejor Alcalde de Guatemala. Su visión del desarrollo urbano era muy avanzada. Sus planes se orientaban a garantizar al municipio de Guatemala una proyección de crecimiento para más de veinticinco años».

Agrega que «siempre estuvo convencido que la encrucijada del paí­s estaba en encontrar sus soluciones en la libertad, o en caminos contrarios a ella. En muchas ocasiones, me explicó que la democracia es el verdadero camino de la paz con progreso social, como forma y contenido».

En sí­ntesis, concluye Loarca, «se puede decir que Manuel Colom Argueta buscaba el bienestar de los guatemaltecos a través de la transformación de las estructuras anacrónicas del paí­s, pero por la ví­a pací­fica dentro del esquema de la democracia occidental. í‰l representaba una verdadera esperanza para impulsar los cambios que Guatemala necesitaba. Al cortar su vida mediante una reprobable acción criminal, lo que hicieron fue asesinar esa esperanza. De allí­ el tí­tulo ASESINATO DE UNA ESPERANZA del libro que he escrito sobre Manuel Colom Argueta y que el próximo lunes 23 de marzo a las 17.30 horas será presentado en el Musac, 9ª. avenida y 10ª. calle zona 1, con una edición patrocinada por la Universidad de San Carlos de Guatemala. Esta obra constituye un homenaje a la memoria de este ciudadano ejemplar que a pesar de haber muerto fí­sicamente hace 30 años, sigue vivo en la conciencia del pueblo».

REACCIONES

Personajes de la polí­tica y el activismo nacional comentan sobre el lí­der revolucionario asesinado el 22 de marzo de 1979 en la 5ª. calle y 3ª. avenida de la zona 9 de la capital.

El crimen en su contra fue perpetrado en vehí­culos, dos motocicletas y un helicóptero dirigidos por altos oficiales del Ejército nacional de esa época, cuando el Estado era encabezado por la dictadura militar del general Romeo Lucas Garcí­a.

Según información de prensa de esa época, el ataque inició en la 6ª. avenida y 5ª. calle, zona 9: desde dos vehí­culos y dos motocicletas iniciaron los disparos en su contra. Primero eliminaron a sus guardaespaldas, que lo seguí­an en otro vehí­culo.

El entonces jefe edil iba herido e intentó escapar, sin embargo sobre la 3ª. avenida y 5ª. calle, lo esperaba otro vehí­culo color rojo desde donde lo ametrallaron. Fallecido quedó recostado sobre el volante cuando uno de los motociclistas se acercó para propinarle más disparos.

¿Cuál es la imagen que tiene de Colom Argueta, a 30 años de su asesinato?

Sandino Asturias, analista polí­tico

«Es el sí­mbolo de un demócrata, un hombre verdaderamente socialdemócrata y que representó en su época posiciones avanzadas en medio de un régimen donde las libertades estaban condicionadas al régimen autoritario y muere en medio de esa intolerancia y represión de las dictaduras militares. Intentó transformar el paí­s y fue asesinado en el intento de cambiar por esa ví­a a Guatemala».

Estuardo Gálvez, rector de la Universidad de San Carlos

«No sólo fue uno de los universitarios que perteneció a una generación brillante de académicos, sino de personas totalmente identificadas con el pueblo de Guatemala, junto a él vivieron y fallecieron otros lí­deres con los mismos ideales y creo que su calidad radicaba en su preparación tanto en Guatemala como fuera de ella y en su convicción por formar una sociedad menos desigual, más justa para toda la población y eso en la época de la Guerra Frí­a fue interpretado como subversivo y eso provocó una represión muy grande contra universitarios».

Amí­lcar Méndez, abogado y activista de derechos humanos

«Tuve el privilegio de ser su discí­pulo, lo conocí­ como un gran humanista y excelente profesional del Derecho, un gran lí­der, carismático, sin duda un hombre ejemplar. Solí­a decir: «ya llegó la hora de cerrar esta triste página histórica de sangre que vive Guatemala y creo que su ejemplo de lucha y de profesional de las ciencias jurí­dicas hoy más que nunca es necesario en el paí­s».

Bonifacio Martí­n, Director de CNP-Tierra

«í‰l quiso encontrarle una salida a lo que se visualizaba en ese tiempo y era consciente de cómo se configuraron los distintos modelos de privatización de la tierra y de la situación conflictiva para las comunidades. í‰l tení­a la visión de continuar con la regularización de esa problemática pero no tuvo el eco suficiente por los intereses de los sectores de poder en el paí­s, que terminaron acabando con su vida».

Miguel íngel Sandoval, ex presidenciable de URNG-MAIZ

«Manuel creí­a en las elecciones como ví­a legí­tima para llegar al poder y en muchos puntos convergí­an con otro grupo de revolucionarios como: las diferencias de clases, los bajos salarios, la necesidad de educación y salud gratuitas y el débil Estado de Derecho. Su trabajo fue ampliamente satisfactorio y positivo.

Nineth Montenegro, diputada de Encuentro por Guatemala «Yo tení­a unos 19 cuando fue asesinado y lo recuerdo como un lí­der honesto y con mucha simpatí­a, en ese tiempo mucho jóvenes í­bamos a votar por primera vez y nos generaba mucha indignación el presenciar la muerte de tantos intelectuales que eran asesinados en circunstancias tan tristes, entonces, creo que su liderazgo fue legí­timo y hoy por hoy se sigue sintiendo ese vací­o».

CASO ILUSTRATIVO No. 65 La ejecución


Fue fundador del Partido Revolucionario a finales de los años cincuenta, del cual salió más tarde por desavenencias con Mario Méndez Montenegro. Luego fundó la Unidad Revolucionaria Democrática (URD), con el respaldo de varios compañeros de generación.

Fue miembro del Consejo Superior Universitario de la Usac durante el perí­odo 1967-1969, en representación del Colegio de Abogados.

Para las elecciones de 1970 la URD no logró ser reconocida como partido polí­tico, por lo que en calidad de Comité Cí­vico postuló la candidatura de Manuel Colom Argueta para ocupar la Alcaldí­a de la ciudad de Guatemala, ganando las elecciones.

Durante su mandato como alcalde, 1970-1974, alcanzó gran popularidad y se ganó el cariño y la simpatí­a de la población.

Ya en esa época fue ví­ctima de amenazas y hostigamientos. Ocupando aún el puesto de alcalde, escribió una carta de su puño y letra en que denunció la existencia de un plan gubernamental para darle muerte.

La afirmación de Colom Argueta en el citado documento concuerda con la información contenida en documentos desclasificados de la CIA. En marzo de 1979 uno de estos informes señala:

«Es de opinión de los oficiales que Colom deberí­a haber sido asesinado durante el perí­odo 1970-1974, cuando él era Alcalde de la ciudad de Guatemala o en su defecto a la salida de este cargo. En ese momento habí­a un plan para matar a Colom… Habí­a pruebas que Colom, el Alcalde de la ciudad de Guatemala, era «la cabeza clandestina intelectual» de la izquierda radical, en ese entonces comprometida en la guerra de guerrillas urbana».10

Su asesinato se planificó en distintos perí­odos de Gobierno:

«Durante el perí­odo presidencial de Ydí­goras Fuentes fue enviado prisionero a El Salvador. Luego, durante el gobierno de Laugerud, sufrió un atentado cuya ejecución se le adjudica a [un oficial del Ejército de Guatemala]. En esta oportunidad resultó herido en un brazo y arrastrándose varias cuadras llegó al Cuerpo Voluntario de Bomberos».11

Al igual que Alberto Fuentes, Manuel Colom atendió el llamado de Lucas Garcí­a para inscribir al Frente Unido de la Revolución (FUR) como partido polí­tico.

Desde hací­a años vení­a intentando inscribir su partido, primero como Unidad Revolucionaria Democrática (URD), después como Frente de Unidad Revolucionaria Democrática (FURD) y por último como Frente Unido de la Revolución (FUR).

También formó parte del Frente Democrático Contra la Represión (FDCR) junto a Fuentes Mohr.

En su última entrevista, Manuel Colom declaró:

«En este momento, cuando reconocen mi partido, lo difí­cil es lograr que no me maten, ya que las técnicas de la ultraderecha para sostenerse en el poder han cambiado (…) En la actualidad la derecha ha enarbolado la bandera del crimen, jugando al asesinato polí­tico».

Sin embargo, Manuel Colom, a pesar de las amenazas y de conocer los planes gubernamentales para asesinarle continuó con su trabajo.

«No podí­a detenerse, hay tanto que hacer en nuestro paí­s que un minuto que no se produce, es un momento perdido, cada momento perdido será reclamado por la Historia, por las nuevas generaciones, por ese mundo crí­tico del futuro».

LOS HECHOS

El 22 de marzo de 1979, desde temprano, fueron vistos agentes de seguridad en los lugares que Colom Argueta frecuentaba y en las cercaní­as de su bufete profesional.

La ví­ctima salió de su oficina, ubicada a poca distancia de la embajada de Estados Unidos, en la 6ª. calle, 7-55 de la zona 9, con rumbo a la Universidad de San Carlos. Conducí­a su vehí­culo marca Toyota color rojo y era escoltado por un Mercedes Benz color azul, en el que viajaban sus dos guardaespaldas, Héctor Barillas Zelada e Hilario Hernández Quiñónez.

Aproximadamente a las once de la mañana el automóvil Mercedes Benz fue atacado por los ocupantes de otro vehí­culo de color verde y blanco, quienes comenzaron a disparar. Posteriormente, se agregó otro automóvil color negro; los dos eran de fabricación americana.

Eliminados los guardaespaldas, un automóvil de color rojo y dos motocicletas comenzaron la persecución de Colom Argueta, quien intentó huir del lugar donde se habí­a producido el tiroteo, para ser interceptado a la altura de la 3ª. avenida y 5ª. calle de la zona 9, donde fue ametrallado.