No desearía esta tarde abordar un tema que en principio podría parecer demasiado académico, mucho menos no dotar de contenido este artículo, mi intención al proponer las líneas teóricas es ir formando pensamiento crítico sobre un sustento científico que nos permita entender algo complejo pero simple a la vez. Siempre he considerado a la política un auténtico arte, una manifestación hermosa, una controversia filosófica entre lo que debe ser y no es.
Considero en extremo importante dar a conocer someramente, cuáles son los elementos que componen la agenda política y como ésta a su vez incide en la vida de los ciudadanos. A lo largo y ancho del mundo contemplamos problemática, conflicto, esperanza y desilusión, contrastes entre la opulencia y la pobreza. Por ello la necesidad de escribir sobre la agenda política.
La agenda política encierra en sí misma un proceso de construcción mental (ideal) orientado a la búsqueda de soluciones de problemas (reales), de esta cuenta la agenda política se vincula íntimamente con la agenda pública (el bien común).
En la construcción de una agenda política habrá que tener presente de forma permanente el origen, la temporalidad, la incidencia y las consecuencias de la problemática en la que se pretende incidir, así mismo tendrá que considerarse la dinámica de la problemática, su evolución, esto mueve al investigador por la senda del análisis de prospectiva, lo que se conoce en procesos administrativos como planificación (planeación) estratégica. Un buen estratega debe conocer el rol y el movimiento de los actores, la estructura sobre la cual se dirime la problemática, es decir cuánto se puede y hasta dónde se debe modificar la estructura y cómo ésta se verá afectada.
La agenda política debe contemplar en esencia una compilación de su propia realidad, es válido señalar que cada proyecto ideológico conciba y construya agenda política sobre la óptica de su visión, así mismo es válido señalar que la construcción de agenda pública es válida desarrollarla desde la línea programática. La congruencia entre línea ideológica y línea programática resulta esencial en el éxito de una agenda pública.
Existen diversos modelos para la implementación de una agenda política, no es intención esta tarde señalarlos, mi intención mas bien es intentar transmitir al amable lector, sobre la base de algunos elementos teóricos, la complejidad que encierra la formulación de agenda política (lo que se pretende) y que sustenta la agenda pública (lo que se debe hacer).
Considero exitosa una agenda política cuando la misma contiene en su formulación la capacidad de la mediación social, la sustentabilidad pero ante todo una institucionalización que la haga exitosa en el largo plazo, una especie de proyecto nacional, la agenda consensuada resulta muchísimo más efectiva que la impuesta.
Finalmente, el rol de la sociedad civil organizada, así como de los contrapesos democráticos que provienen de la oposición racional, en el tutelaje, prefiero este término en lugar de fiscalización, fortalecen y viabilizan soluciones y al mismo tiempo fortalecen al sistema.
Como se habrá podido dar cuenta el amable lector, en las ultimas semanas mi análisis ha girado primordialmente en torno a consideraciones teóricas, a partir de la próxima semana habré de abordar de forma monográfica alguna realidad precisa, espero poder contar con su amable lectura.